El ICIP condena de forma enérgica la invasión militar de Rusia a Ucrania iniciada esta madrugada. El ataque de las fuerzas rusas carece de precedentes en territorio europeo y, además de las consecuencias humanitarias, económicas, políticas y ambientales, tendrá un impacto nefasto sobre los esfuerzos de construcción de paz, en Ucrania, en Europa y a nivel mundial.

Rusia ha iniciado una guerra que acaba con nueve años de esfuerzos por encontrar una solución pacífica al conflicto de la región ucraniana de Donbás. La invasión hace saltar por los aires los Acuerdos de Minsk de 2014, que creaban un alto al fuego y una hoja de ruta para resolver el conflicto, y barre las iniciativas ciudadanas de diálogo social y político, de defensa de los derechos humanos y de crítica al autoritarismo, tanto en Ucrania como en Rusia.

Asimismo, el ataque derrumba la arquitectura de prevención de conflictos de Europa, basada en el concepto de una “seguridad compartida” y el diálogo en el marco de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y rompe el frágil consenso internacional sobre la necesidad de primar la diplomacia como vía de resolución de conflictos.

«La Unión Europea y la OTAN no han tenido en los últimos treinta años la visión, la ambición y la generosidad para diseñar una arquitectura de seguridad al margen del militarismo y la idea del enemigo externo», afirma Kristian Herbolzheimer, director del ICIP. «Pero la acción de Rusia dificulta cualquier iniciativa crítica con el modelo de seguridad imperante y, en vez de desarmar a Europa, nos dirijimos a una nueva carrera armamentista». Un escenario que resulta aún más preocupante teniendo en cuenta la capacidad nuclear de Rusia y la existencia de quince reactores nucleares en Ucrania.

Ante esta situación, es necesario exigir que se paren las armas, velar por proteger a la población civil y evitar la dinámica bélica de construcción de la imagen del enemigo: “Putin no es Rusia. Putin ha iniciado una aventura bélica que puede acabar sufriendo la propia población rusa”, afirma el director del ICIP.

Desde el ámbito de la construcción de paz, nos reafirmamos en que la guerra nunca puede ser una opción. Ante el escenario que se abre hoy en Ucrania hace falta valentía, creatividad y apoyo social para buscar vías alternativas a las armas basadas en el concepto de seguridad compartida.

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