El Comité Noruego Nobel ha otorgado el Premio Nobel de la Paz 2013 a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPCW) por su trabajo a favor de la eliminación de las armas químicas, en un momento en que el arsenal químico de Siria ha puesto de relieve la necesidad de acabar con este tipo de armamento.
El Instituto Catalán Internacional para la Paz (ICIP) considera que el galardón de hoy es un «reconocimiento, sin duda, merecido» por la «importante tarea que ha hecho la OPCW los últimos años, que ha contribuido a la eliminación del 80% de las armas químicas mundiales.» Asimismo, el ICIP valora positivamente que el premio reconozca la lucha por el desarme, «uno de los supuestos que planteó Alfred Nobel en la instauración del galardón».
El presidente del ICIP, Rafael Grasa, confía en que el Premio Nobel de la Paz 2013 «sea un incentivo para que países que todavía no han ratificado la Convención para la Prohibición de las Armas Químicas se sumen a ella, entre los cuales hay Sudán, Angola, Egipto o Israel».
Por otra parte, a pesar de expresar una gran gratitud por la concesión del premio a la OPCW, Rafael Grasa considera que, un año más, el Premio Nobel de la Paz «confirma una tendencia, más que discutible, hacia un tacticisme coyuntural, ya que el galardón va a personas o instituciones que tienen especial incidencia en el momento de la concesión, como demuestra la tarea del OPCW en el caso de Siria».

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