El Comité Noruego Nobel ha otorgado el Premio Nobel de la Paz 2020 a la organización humanitaria World Food Programme (WFP), de Naciones Unidas, por su esfuerzo para combatir el hambre en el mundo y su contribución a mejorar las condiciones para la paz en zonas de conflicto y prevenir el uso del hambre como arma de guerra.
Es un reconocimiento valioso que sitúa la lucha contra el hambre en la agenda internacional, una cuestión primordial ya que la falta de acceso a la alimentación sigue siendo hoy en día una de las lacras de la humanidad, que afecta a millones de personas. Es importante recordar que no hay hambre en el mundo por carencia de alimentos, sino porque la producción y distribución no está garantizada para el conjunto de la población.
Este premio también nos recuerda el peligroso vínculo que existe entre las guerras y el hambre: los conflictos armados causan hambre, a la vez que el hambre causa conflictos armados. En la internacionalización actual de los conflictos, por ejemplo en Afganistán, Yemen o Libia, aumentan las responsabilidades de los países que dan apoyo a las partes en conflicto en la generación del hambre y las consecuencias que eso tiene para millones de personas.
Por último, el premio Nobel de la Paz 2020 es también un reconocimiento al multilateralismo en un momento en que la solidaridad internacional y el apoyo mutuo están en crisis, y en que la pandemia de la COVID-19 es un reto mundial.