El ICIP organiza un acto para visibilizar la crisis de desapariciones en México

Barcelona ha sido el escenario de un acto conmovedor y reivindicativo para poner de manifiesto la grave crisis de las desapariciones forzadas en México. Organizado por el ICIP, Taula per Mèxic y Furia Mexicana, con el apoyo de diversas organizaciones mexicanas y el programa municipal Barcelona Protegeix Periodistes de Mèxic (PAT-P), el evento ha servido para dar voz a las víctimas y denunciar la impunidad que rodea estos crímenes.

El acto, celebrado el martes 1 de abril en la sede de Lafede.cat, contó con la participación de periodistas y familiares de desaparecidos que compartieron sus testimonios. Entre ellos, Martha Guillén, periodista de El Suspicaz, que ha documentado la violencia y las desapariciones en Jalisco, y Mónica Cerbón, conocida por destapar casos de corrupción y violaciones de derechos humanos en Aguascalientes. También intervinieron miembros del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco que, ante la inacción de las autoridades, han asumido la tarea de buscar, excavar y reconstruir historias en un intento desesperado de encontrar a sus seres queridos. El acto fue conducido por Beatriz Osorno, de Furia Mexicana.

Según los datos más recientes, México acumula más de 124.000 desaparecidos, una cifra alarmante que pone de manifiesto la magnitud de la tragedia. Las intervenciones durante el acto subrayaron no solo el impacto humanitario de las desapariciones, sino también el papel fundamental de los colectivos de familiares en la búsqueda de las personas desaparecidas. En muchos casos, son ellos quienes, con pocos recursos y a menudo expuestos a grandes peligros, hacen el trabajo que le corresponde a las autoridades.

Uno de los casos más destacados durante el acto fue el del Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, un episodio que ha impactado a la sociedad mexicana. En este rancho se encontraron decenas de cuerpos en fosas clandestinas, poniendo de manifiesto no solo la magnitud de la crisis de desapariciones, sino también la descomposición institucional que dificulta su resolución.

Los testimonios compartieron relatos devastadores sobre cómo la violencia y la impunidad han agravado esta tragedia sin que el Estado tome medidas efectivas. “En México, cada día desaparecen personas y la mayoría de los casos quedan sin resolver. Las familias se convierten en investigadoras, buscadoras y defensoras de los derechos humanos sin ningún tipo de apoyo gubernamental”, afirmó Indira Navarro, representante del Colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco. La familiar también subrayó la importancia de la solidaridad internacional y la presión externa para exigir responsabilidades y acciones concretas.

Uno de los temas centrales del debate fue el papel de las familias como motores de la búsqueda. “Hemos aprendido a rastrear terrenos, a interpretar restos óseos y a exigir responsabilidad política, pero no deberíamos hacer este trabajo. Es el Estado quien debería buscar a nuestros seres queridos”, denunció otra buscadora, Brenda Robles.

Durante el acto, el ICIP subrayó la importancia de seguir denunciando esta crisis y de reforzar las redes de apoyo para los familiares y activistas que luchan por la justicia. “La lucha de las buscadoras va mucho más allá de la búsqueda de los seres queridos. Realizan un trabajo extraordinario de defensa de los derechos humanos y de construcción de paz, muy necesario en un contexto de violencia generalizada como el que vive México”, afirmó Sabina Puig, responsable del área Violencias fuera de contextos bélicos del ICIP.

El ICIP recibe a un grupo de defensoras de los Derechos Humanos acogidas en Cataluña

El lunes 5 de julio, el ICIP recibió a tres de las participantes de la edición de este año del Programa Catalán de Protección a las Defensoras y Defensores de los Derechos Humanos. Las cuatro defensoras, procedentes de México, Colombia y Filipinas, están acogidas en Cataluña durante seis meses.

Las defensoras acogidas son un grupo de activistas en los ámbitos de los derechos del colectivo LGBTTIQ+, el acceso a la justicia y la lucha contra la tortura, las desapariciones forzadas vinculadas al derecho a la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición, así como los derechos de los pueblos indígenas.

Las cuatro defensoras se encuentran en situación de riesgo en sus países por la labor de defensa de los derechos humanos que llevan a cabo, y esta reubicación temporal permitirá reducir la tensión en la que viven, ofrecer un espacio de cuidado y seguridad orientado a su recuperación y descanso, así como reforzar su lucha a través del fortalecimiento de capacidades y la ampliación de su red de apoyo.

Contra la tortura

Este es el caso de Susana de la Cruz, una activista tsotsil originaria de San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Su trabajo se ha centrado en impulsar acciones de defensa jurídica y política para la libertad de personas indígenas injustamente presas y en visibilizar las violaciones de derechos humanos y discriminación que sufren los pueblos originarios, el despojo territorial y el desplazamiento forzado.

«Aunque Chiapas es territorio indígena, somos pisoteados. Me molesta muchísimo que haya tanta injusticia. La mayoría de población es indígena y llegará un momento en que toda esta cultura la van a desaparecer», aseguró.

«Sabemos que estamos luchando por lo que es justo y como personas indígenas, tenemos derechos. Exigimos justicia. Se nos ha negado la justicia desde hace muchos años», añadió.

La activista de Chiapas Susana de la Cruz durante el acto en el ICIP.

Derechos de las mujeres trans

Otra de las defensoras que visitó el ICIP es una mexicana que lucha en contra de las discriminaciones de las mujeres trans en su país de origen. En 2015 fue la primera mujer trans de su estado que pudo cambiar de identidad, después de más de cuatro años de lucha.

A lo largo de su trayectoria, esta defensora ha colaborado con diversos colectivos de la comunidad LGBTTIQ+, pero ha sido amenazada y agredida, especialmente desde que el año pasado anunció que se presentaría a las elecciones para la alcaldía de su municipio.

«Lo que hago como activista es dar visibilidad a la comunidad trans y luchar contra el estigma que la sociedad nos ha impuesto», explicó en la biblioteca del ICIP.

«Ser defensora, y vivir en México, es muy difícil. Como defensora de la comunidad trans, no hay acceso a la salud o a otras muchas cosas. Hay mucho machismo todavía. Yo sobreviví a un intento de femicidio. No hay justicia», explicó.

La defensora mexicana, de espalda para no ser reconocida, hablando al equipo del ICIP.

La tercera participante en este acto fue la colombiana Luz Marina Hache, líder sindical durante 45 años y víctima de desaparición forzada de su compañero, Eduardo Loffsner Torres.

Hache hizo un repaso histórico a algunos de los acontecimientos más destacados del conflicto colombiano ante el equipo del ICIP.

Una estancia de seis meses

Durante su estancia en Cataluña, las defensoras siguen un programa definido a partir de sus necesidades y preferencias, que incluye atención psicosocial, formación y sensibilización. Asimismo, desde el primer momento, se está trabajando para procurar un retorno seguro a su país de origen.

El programa está impulsado por la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo, y colabora la Secretaría de Igualdad, Migraciones de la Generalitat.

La Comisión Catalana de Ayuda al Refugiado es la entidad gestora del proyecto y las entidades que han presentado candidaturas en esta edición son la Asociación Catalana por la Paz, la Taula per Mèxic y el Colectivo Maloka.

El equipo del ICIP y las Defensoras de Derechos Humanos al finalizar el acto en la biblioteca.