Mientras la Unión Europea (UE) llega a acuerdos para retornar personas refugiadas con países tan poco seguros en materia de derechos humanos como Turquía o Afganistán; mientras la gran mayoría de los países europeos muestran un vergonzoso pesar a la hora de acoger personas en necesidad de protección; mientras parece que los discursos de los partidos xenófobos van teniendo cada vez mayor respaldo; mientras que, en definitiva, muchas instituciones nos están fallando como acreedoras de los derechos y libertades fundamentales, una parte de la ciudadanía se está moviendo para hacer valer por encima de todo los principios de solidaridad. Se mueve con pocos recursos, con poca atención mediática y con pocas posibilidades de incidir políticamente, pero con fuerza, con creatividad, desde la noviolencia y con el convencimiento que los tratados internacionales de derechos humanos son todavía plenamente vigentes, todos.
Este monográfico del Por la Paz pretende dar visibilidad a este activismo solidario y a las protestas sociales pacíficas que quieren contrarrestar el discurso del miedo y hacer frente a unas decisiones políticas que ponen límites inaceptables a las garantías legales y éticas en materia de derechos humanos.
El primer artículo, de la periodista y miembro de la Junta del ICIP Carme Colomina, nos ofrece una visión de partida. Muestra, por una parte, cómo los países de la UE no han sido capaces de concertar la manera de afrontar la llegada a Europa de las personas que huyen de la violencia desde una perspectiva basada en los derechos humanos, pilar fundamental y fundacional de la Unión. Por otra parte, muestra como el continente se fractura también materialmente con la construcción de nuevos muros físicos en un espacio que tenía que ser común. Y finalmente muestra el distanciamiento de una parte considerable de la opinión pública hacia las políticas gubernamentales dado que es mucho más favorable a la acogida de refugiados.
Mientras muchas instituciones nos están fallando como acreedoras de los derechos y libertades fundamentales, una parte de la ciudadanía se está moviendo para hacer valer los principios de solidaridad
En el segundo artículo, el investigador Xavier Alcalde recuerda que hay que medir bien las palabras que utilizamos, ya que cada una de ellas tiene un peso, también señala que un uso inapropiado del lenguaje puede conducir a crear y popularizar una interpretación incorrecta de la realidad. Concretamente, el autor se pregunta, como muchos otros investigadores y activistas, si la expresión “crisis de los refugiados” es la más adecuada para referirse a la situación que nos ocupa.
Con los dos artículos siguientes se ha querido poner de manifiesto algunas de las muchas respuestas solidarias existentes hacia la población desplazada. Algunas de ellas han nacido recientemente, otras se llevan a cabo desde hace años, porque las migraciones y la busca de asilo no son, desgraciadamente, un fenómeno nuevo.
Cristina Mas, periodista, nos acerca a los campos de refugiados de Grecia que ha visitado últimamente para hablarnos de lo que ella llama las “tres coronas de solidaridad”: las propias personas refugiadas que se ayudan unas a las otras en la ruta del exilio; la población de los pueblos y ciudades donde llegan las personas refugiadas; y los voluntarios y trabajadores de las ONG que se han movilizado para darles el apoyo necesario. Las acciones realizadas desde abajo, desde estas tres coronas, contrastan, nos hace ver ella, “con las políticas de unos gobiernos que sólo se han dedicado a levantar muros y vallas, a militarizar las calles y a llenar el Mediterráneo de barcos de guerra”.
El activismo solidario y las protestas sociales pacíficas quieren contrarrestar el discurso del miedo y hacer frente a unas decisiones políticas que ponen unos límites inaceptables a las garantías legales y éticas en materia de derechos humanos
Las activistas Lidia Ucher y Jara Henar aportan a este número de la revista un panorama amplio, que recoge, sin ánimo de ser exhaustivo, diferentes tipos de redes y movilizaciones de toda Europa a favor de unas políticas migratorias basadas en la dignidad y los derechos humanos inherentes a todas las personas: reclaman una respuesta humanitaria que salve vidas, vías seguras y legales que impidan más muertes, el cierre de los centros de internamiento de extranjeros (CIE) donde tantos abusos se están cometiendo, la protección efectiva del derecho de asilo, una acogida adecuada, etc. La ciudadanía también se ha articulado en torno a iniciativas más enfocadas al análisis de las causas de esta crisis, a romper estereotipos sobre la población extranjera, a dar a conocer la situación en la que se encuentra y proponer soluciones.
En relación con este punto, en este monográfico sobre la solidaridad hacia los refugiados, se ha querido subrayar justamente la importancia de la educación, escolar y extraescolar, para romper tópicos sobre las personas desplazadas, crear empatías y evitar derivas xenófobas como las que ya se observan en algunos países europeos. Lo hace Cécile Barbeito, investigadora de la «Escola de Cultura de Pau» y miembro de la Junta del ICIP, en el quinto y último artículo.
Finalmente, y para tener la visión de una persona que ha dejado su trabajo y su país para ir a ayudar en el rescate y asistencia de personas que intentan llegar a Europa por vías marítimas, hemos entrevistado a Essam Daod, médico palestino fundador de la ONG Humanity Crew. Él nos cuenta las enormes dificultades con las que trabajan en la ayuda de refugiados en Grecia, pero también la enorme satisfacción que supone el hecho de entregarse a las personas más necesitadas y contribuir a cambiar la situación actual.
La preparación de la sección Recomendamos de este número ha sido particularmente difícil precisamente por la gran diversidad y el alto número de valiosos recursos existentes y la imposibilidad de incluirlos todos. Esperamos que sean, para quien los consulte, un punto de partida que lleve hacia otras iniciativas, webs, publicaciones, películas y reflexiones igual de interesantes y necesarias.
Photography (CC) : Han Soete. Marcha europea en favor de vías seguras. Bruselas, 27 de febrero de 2016
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