Hasta el día de hoy, el movimiento a favor de la independencia catalana ha seguido el camino de la noviolencia, aplicando los métodos clásicos de movilización de masas, acción independiente y la no-colaboración, utilizados por Gandhi, Martin Luther King Jr. y otros pioneros de la estrategia de resistencia civil. Gandhi describió este método como satyagraha y lo definió como la defensa de la verdad con fuerza, basada en el principio de ahimsa, o noviolencia1. Consideraba la satyagraha como una “arma” efectiva en las luchas contra la injusticia y la opresión. La satyagraha se transformó en la base del movimiento nacional de libertad para acabar con el imperio británico en la India. Martin Luther King Jr. utilizó este método en la lucha contra la segregación racial en Estados Unidos, ganando el derecho al voto de los afroestadounidendeses y la prohibición de la discriminación racial en los espacios públicos. Los métodos noviolentos han ayudado a conseguir libertades políticas y acabar con gobiernos represivos en países como Ghana, Filipinas, Indonesia, Sudáfrica, Nepal, Chile, Serbia, Túnez, Guatemala, y muchos otros.
En todos esos casos, los movimientos populares hicieron campaña contra graves injusticias (ocupación extranjera, apartheid racial, dictaduras) con un claro argumento moral de resistencia civil. El éxito de un movimiento noviolento depende de que éste consiga la ventaja moral en una disputa y suscite la simpatía y el apoyo de terceros. Esto requiere de objetivos morales que van más allá del interés propio y apelan a valores superiores de dignidad humana y libertad. Si se percibe que un movimiento busca mantener privilegios más que vencer la opresión, será más difícil atraer el apoyo necesario para el éxito.
La noviolencia ha sido utilizada en muchos países para acabar con el autoritarismo e instaurar la democracia, pero el caso actual no es una lucha contra una dictadura sino un “choque entre legitimidades democráticas”, como lo expresó un escritor: la reivindicación de la independencia en la Cataluña democrática contra la integridad constitucional del gobierno de España democráticamente elegido2. El gobierno de Madrid mostró sus dientes autoritarios reprimiendo con dureza el referéndum del 1 de Octubre y dirigiendo sus ataques contra los líderes del movimiento, pero la estructura básica del Estado es democrática. Esto es una realidad política importante, que debería ser respetada teniendo en cuenta la difícil historia de España. También genera preguntas: ¿se puede considerar democrático un movimiento si su objetivo es debilitar la estructura de un orden constitucional democrático? ¿Cuáles son las consecuencias para la paz si se rompen los vínculos que mantienen unido un Estado?
El éxito de un movimiento noviolento depende de que éste consiga la ventaja moral en una disputa y suscite la simpatía y el apoyo de terceros
Movimientos sociales que abogan por objetivos políticos mayores como la independencia política o la autonomía territorial casi siempre deben enfrentarse a la represión violenta por parte de sus adversarios. En su estudio empírico de la resistencia civil noviolenta, las académicas Erica Chenoweth y Maria J. Stephan descubrieron que las campañas a favor de cambios políticos se enfrentaron a represión en el 88% de los casos examinados3. Esto mismo se evidenció con la actuación brutal de las fuerzas de seguridad españolas en su intento de sofocar el voto. Los movimientos noviolentos no provocan daños físicos a sus adversarios, pero la represión que se desata en su contra puede provocar víctimas, especialmente de los partidarios de la campaña noviolenta. En el movimiento estadounidense a favor de los derechos civiles, 55 militantes murieron, siendo King uno de ellos. Si bien esto no es un argumento para abandonar la acción, precisamente porque muchos de los que luchan por la justicia están dispuestos a sufrir por la causa, sí que invita a reflexionar sobre la cuestión de la justicia relativa. ¿Es el objetivo lo suficientemente relevante a nivel político y moral como para justificar el sacrificio necesario para conseguirlo?
Chenoweth y Stephan identifican los dos principales factores que suelen estar vinculados con el éxito político en campañas de resistencia civil: participación masiva y cambios de lealtad4. Los movimientos que cuentan con los niveles más altos de apoyo popular tienen más probabilidad de lograr sus objetivos políticos. Un movimiento capaz de movilizar cientos de miles de personas en las calles y ganar millones de votos en un referéndum cumple claramente con el requisito de la participación masiva. Sin embargo, los cambios de lealtad son también necesarios. El éxito depende de la capacidad del movimiento de convencer a los partidarios de la oposición de, o bien cambiar su posición, o bien, de permanecer neutrales. Este aspecto es particularmente importante entre miembros de las fuerzas de seguridad. Muchos analistas han destacado la importancia de ganar la simpatía y el apoyo de los que inicialmente no están posicionados. La escritora Barbara Deming lo llamó “el genio especial” de la noviolencia, la capacidad de los movimientos noviolentos de lograr el apoyo de los que inicialmente eran indiferentes u hostiles a la causa5. El analista político Gene Sharp se refería a este fenómeno como “el arte de conquistar a terceras partes”6.
¿Se puede considerar democrático un movimiento si su objetivo es debilitar la estructura de un orden constitucional democrático? ¿Cuáles son las consecuencias para la paz?
Conseguir cambios de lealtad requiere una estrategia para obtener aliados y cultivar apoyos en los rangos de la oposición. Gandhi admitió que no podría haber conseguido la independencia de la India sin haber obtenido el apoyo para su causa de importantes sectores de Inglaterra. Durante su estancia en Londres para la mesa de negociaciones sobre el autogobierno en 1931, visitó fábricas textiles que habían bajado en producción debido al boicot a las importaciones británicas por parte del movimiento de libertad y fue aclamado por los trabajadores.. También se reunió con autores y diferentes celebridades culturales para obtener su apoyo. Esta trabajo con la opinión pública británica dio sus frutos en 1945, cuando el Partido Laborista llegó al poder y aceptó inmediatamente negociar los términos de la independencia política. De la misma manera, King admitió que, siendo minoritarios, los afroestadounidenses no podían derrotar la segregación sin el apoyo de aliados blancos. Él cultivó el apoyo de comunidades religiosas, sindicatos y poderosos grupos dentro del Partido Demócrata obteniendo el apoyo político necesario para conseguir las victorias en el ámbito de los derechos civiles.
En su famosa Letter from a Birmingham Jail (Carta desde una cárcel de Birmingham), King identifica el diálogo como uno de los cuatro pasos esenciales en la acción noviolenta7. El objetivo de una campaña de resistencia civil, argumentó, no es derrotar al adversario, sino conseguir la reconciliación, generar la presión suficiente para traer el oponente a la mesa de negociación y llegar a una solución pactada. Gandhi también destacó la necesidad de negociación y diálogo. El objetivo de la lucha política, en su opinión, es presionar para que las negociaciones puedan lograr mejoras sociales.
El ímpetu para resolver la crisis catalana posiblemente tendrá que venir de la sociedad civil, ajustándose a la tradición gandhiana
El compromiso con el diálogo implica una buena disposición para el consenso. Según Sharp, la adaptación es un mecanismo habitual a la hora de conseguir cambios políticos8. Eso ocurre cuando la campaña noviolenta genera la presión suficiente para imponer costes al adversario y crea incentivos para sentarse en la mesa de negociación. El adversario sigue teniendo la opción de decir «no», pero el precio de rechazar la petición de cambio sería demasiado alto, convirtiendo la solución pactada en la opción preferida. Por su parte, la campaña noviolenta se muestra dispuesta a aceptar un acuerdo donde no se alcancen sus mayores demandas, pero que incluya el cambio suficiente para satisfacer a sus militantes y lograr así una mayor justicia.
En el caso de Cataluña, para que pueda existir una solución pactada, tanto los lideres independentistas como el gobierno tienen que estar dispuestos a hacer concesiones. Ahora mismo, en plena época de partidismo y confrontación, es difícil imaginar esta situación. El ímpetu para resolver la crisis posiblemente tendrá que venir de la sociedad civil, ajustándose a la tradición Gandhiana. Serán necesarias iniciativas ciudadanas de ambos bandos para identificar soluciones de consenso y presionar a los líderes políticos para negociar un acuerdo político que se ajuste a las demandas de justicia y evite la violencia.
1. M.K. Gandhi, “On Satyagraha,” 25 Febrero 1919, de The Life and Works of Mahatma Gandhi (Patiala House, Tilak Marg, New Delhi: División de Publicaciones, Ministerio de Información y Transmisión, Gobierno de India, 1999), 17, 29, 299.
2. Francisco de Borja Lasheras, “Tres mitos sobre el movimiento independentista de Cataluña” Comentario, Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, 22 de Septiembre 2017.
3. Erica Chenoweth y Maria J. Stephan, Why Civil Resistance Works: The Strategic Logic of Nonviolent Conflict (New York: Columbia University Press, 2011), 51.
4. Chenoweth y Stephan, Why Civil Resistance Works.
5. “On Revolution and Equilibrium,” en Revolution and Equilibrium (New York: Grossman Publishers, 1971).
6. Gene Sharp, The Politics of Nonviolent Action (Boston: Porter Sargent, 1973), vol. 3, 658.
7. “Letter from a Birmingham Jail,” April 1963, en A Testament of Hope: The Essential Writings and Speeches of Martin Luther King Jr., editado por James M. Washington (Harper SanFrancisco, 1986).
8. Gene Sharp, Waging Nonviolent Struggle: 20th Century Practice and 21st Century Promise (Boston: Porter Sargent, 2005), 46.
Fotografía : Manifestante en Barcelona, Junio 2011: Joan Sorolla.
© Generalitat de Catalunya