Hasta hace poco, el enfoque general hacia las diásporas consistía en ignorarlas por completo o bien en considerarlas con desconfianza y escepticismo en cuanto a sus intenciones, poder y capacidad. Actualmente, está cambiando la tendencia y se considera el potencial pacificador de la diáspora, incluyéndola en todas las fases de construcción de paz, ya sea por razones normativas o de utilidad. Sobre la base de enfoques inclusivos y centrados en las víctimas, los responsables de las políticas y los actores de la sociedad civil buscan a las comunidades de la diáspora como colaboradores en los proyectos de construcción de paz; sin embargo, estas comunidades se siguen viendo con recelo y dependen de la voluntad de los países de origen y de la comunidad internacional en lo referente a qué grupo de la diáspora y de qué forma se les involucra.
Este artículo destaca la participación de la diáspora y de los desplazados internos en las iniciativas de construcción de paz en Siria y Colombia, a partir de nuestra propia experiencia y también la de nuestros colegas de swisspeace, así como a una revisión de la literatura sobre la movilización de la diáspora y la justicia transicional. Además, analiza los desafíos y las oportunidades a los que se enfrentan los actores de la diáspora, destacando la importancia de la colaboración, la inclusividad y las asociaciones sostenibles. En general, este texto subraya la contribución indispensable de las comunidades de la diáspora para crear una paz duradera y sostenible.
Las razones por las que «las diásporas son sin duda importantes para la construcción de paz en el país de origen» (Shain y Barth, 2003, 45) son tanto morales, por sus méritos, como por ver en ellas un valor añadido en este ámbito. Debido a su arraigo en diversos lugares (Horst, 2018), a la diáspora se le atribuye un inestimable conocimiento específico del contexto del país de origen y un potencial para tender puentes a través de sus redes en los países de acogida. No solo pueden contribuir a la paz con sus perspectivas, experiencias y habilidades únicas, sino que incluir las diásporas y sus voces, también como víctimas y supervivientes, en la reconciliación puede ser una contribución al reconocimiento y, por tanto, una reparación simbólica.
Los llamamientos a una mayor inclusión de los actores locales y la importancia del derecho a la verdad en el derecho internacional crean un espacio para que los desplazados internos y la diáspora participen en la transformación de los conflictos y en los procesos de paz. Esto tiene implicaciones posteriores a la hora de influir en el papel de las diásporas en el futuro del país de origen en un escenario de reconstrucción posconflicto (Wiebelhaus-Brahm, 2016) y puede contribuir a la búsqueda de soluciones duraderas para la paz y el desplazamiento.
Incluir a las diásporas y sus voces en la reconciliación, sus perspectivas y experiencias, también como víctimas y supervivientes, es una contribución al reconocimiento y, por tanto, son reparaciones simbólicas
Las comunidades de la diáspora, definidas aquí por su movilización política, han mantenido históricamente vínculos sólidos con su país de origen al mismo tiempo que se integraban en sus países de acogida. Éstos surgen gracias a la movilización política de los emprendedores. Como actores transnacionales, se considera que las diásporas poseen recursos, redes y experiencias únicos que hacen que resulten esenciales en los procesos de construcción de paz en las regiones afectadas por conflictos.
Es fundamental reconocer el potencial de acción y liderazgo entre la diáspora ya que hay que tener en cuenta que los promotores de paz y los activistas de derechos humanos se encuentran entre los más vulnerables a sufrir desplazamientos forzosos (Peace Direct, 2022). Gracias a su conocimiento del contexto y a su interés personal en la construcción de paz, están bien situados para influir en la situación política del país de origen. Esto puede hacerse directamente, participando en las negociaciones de paz o interactuando con los actores políticos y los promotores de paz sobre el terreno, o indirectamente, a través del activismo, ejerciendo presión para concienciara cerca de los problemas relacionados con los conflictos y para movilizar el apoyo internacional.
La diplomacia cultural y las iniciativas de reconciliación son otro aspecto clave en el papel de la diáspora en la construcción de paz, ya que muchas comunidades utilizan el arte, la música y la narración de historias para promover el diálogo, la curación y el entendimiento entre las partes en conflicto (Kalnazarova, 2020). Asimismo, incluir a las comunidades de la diáspora que han sido desplazadas por el conflicto en las iniciativas de reconciliación tiene una función importante en la creación de un registro exhaustivo y preciso de los crímenes del pasado (Koinova y Karabegovic, 2016).
Es fundamental reconocer el potencial de acción y liderazgo de la diáspora ya que las personas constructoras de paz y activistas de derechos humanos son de las más vulnerables a sufrir desplazamientos forzosos
Este artículo explora las reivindicaciones cambiantes de lo nacional a lo global, y se centra en ejemplos de Siria y Colombia, dos países que han experimentado conflictos prolongados y han visto una participación significativa de la diáspora en iniciativas para construir una paz sostenible. Destacamos la investigación y el compromiso de Swisspeace con los desplazados sirios en Alemania y los desplazados internos en Siria como primer ejemplo (Mayoraz, 2023) y con la diáspora colombiana en Suiza (Beristain, Franco and Ott, Wiesman 2023).
Participación política de los desplazados sirios
Siria ha visto desplazamientos masivos, con millones de personas sirias que ahora son refugiadas o desplazadas internas. Esta experiencia de desplazamiento plantea importantes desafíos para su inclusión en los procesos políticos y de construcción de paz. A pesar de que el levantamiento sirio de 2011 actuó como factor unificador que politizó a los ciudadanos sirios en el extranjero, la escalada del conflicto, con el aumento de la etnización y la radicalización en Siria, también afectó a los patrones de movilización de la diáspora en Europa (Consejo Danés para los Refugiados, 2018). La fragmentación política, étnica y religiosa, y la consiguiente falta de confianza entre los grupos sirios, frustran la organización constructiva, paralizada aún más por el poder extraterritorial del autoritario país de origen.
En el ámbito internacional, la Resolución 2254 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas hizo de la inclusividad uno de sus ocho principios rectores para una mediación eficaz. La participación del pueblo sirio se considera de suma importancia para determinar el futuro del país, incluso al procurar el regreso seguro y voluntario de los refugiados y los desplazados internos a sus lugares de origen. Staffan de Mistura, como enviado especial de la ONU para Siria en 2016, puso en marcha la Sala de Apoyo a la Sociedad Civil (CSSR, por sus siglas en inglés); se trataba de invitar a los actores de la sociedad civil siria, incluidos los de la diáspora, a compartir sus puntos de vista con el equipo de mediación paralelamente a las negociaciones formales (Turkmani y Theros, 2019). Desde el principio, se encargó a swisspeace que facilitara la participación de la sociedad civil en las conversaciones internas de Siria en Ginebra a través de la CSSR. Con el proceso político de las conversaciones formales en punto muerto, este mecanismo ha permitido a los distintos miembros de la sociedad civil seguir intercambiando puntos de vista y ejercer presión sobre las partes del conflicto para que trabajen en pro de una solución política dentro de la CSSR (Siegfried, 2019).
A pesar de los obstáculos, la diáspora siria y los desplazados internos han encontrado formas de implicarse en la vida civil y política de su país desde la distancia
Sin embargo, incluso con un espacio organizado e institucionalizado para los actores de la sociedad civil que se considera que establece nuevas normas para la práctica de la mediación inclusiva (Hellmüller y Zahar, 2018), en la práctica se excluyó a la sociedad civil de realizar aportaciones a las decisiones operativas (Mayoraz, 2023). La diáspora siria, en particular la de los desplazados por el conflicto, podría carecer de la influencia o el peso político necesarios para defender eficazmente sus derechos e intereses en los escenarios formales de construcción de paz. La mayoría de los refugiados y los desplazados internos, que se posicionan en contra del gobierno de Assad, corren el riesgo de perder su espacio en la sociedad siria y no logran avances en los debates sobre cuestiones vitales, como el regreso seguro y digno a Siria.
El papel del desplazado como actor potencial se define en gran medida mediante el reconocimiento del Estado de origen (Toivanen y Baser, 2020), lo que demuestra la instrumentalización de las diásporas por parte de los Estados con el fin de controlar las poblaciones en el extranjero. Aunque el gobierno sirio ha expresado algunas veces su voluntad de colaborar con los refugiados y fomentar su regreso al país, esta retórica suele ir acompañada de llamamientos a la lealtad al gobierno y puede verse como un intento de reforzar el apoyo al régimen más que como un interés genuino en incluir a los refugiados en los procesos de consolidación de la paz.
A pesar de los obstáculos, la diáspora siria y los desplazados internos han encontrado formas de implicarse en la vida civil y política de su país desde la distancia, centrándose en formas de participación informales. Esto incluye proporcionar ayuda humanitaria y apoyo a los refugiados (Mayoraz, 2023). Mediante la recaudación de fondos y la coordinación con ONG internacionales, han proporcionado alimentos, material médico y recursos educativos a civiles de regiones devastadas por la guerra.
Por otro lado, la diáspora más joven que participó en el levantamiento sirio tiende a centrarse más en el activismo y la sensibilización internacional y en el apoyo a los actores de la oposición (Mayoraz, 2023). Han organizado protestas, campañas en los medios de comunicación y acciones de presión para poner de relieve las violaciones de los derechos humanos y presionar a los gobiernos y a las organizaciones internacionales para que actúen. Por ejemplo, el apoyo que han prestado los supervivientes de torturas, abogados de derechos humanos y activistas sirios al Centro Europeo de Derechos Constitucionales y Humanos (ECCHR) para poner en marcha casos de jurisdicción universal contra miembros del gobierno sirio como parte de los juicios de Coblenza puede considerarse una forma de construcción de paz a través de la justicia (ECCHR, x). Aunque los juicios fueron llevados a cabo por la judicatura alemana, la diáspora siria desempeñó un papel crucial en el apoyo al proceso jurídico, aportando tanto pruebas de las atrocidades cometidas por el gobierno sirio, como experiencia y activismo para garantizar que se hiciera justicia para las víctimas de abusos contra los derechos humanos. Al gozar de una relativa autonomía al operar desde el extranjero, la diáspora podía recabar información y testificar, lo que no era posible para la población siria que estaba en el país (Cavallaro, 2022).
Sin un camino claro hacia la paz, los refugiados sirios en Europa han expresado desesperación e impotencia, y se han centrado en la ayuda humanitaria a pequeña escala
Dada la falta de perspectivas para una resolución del conflicto, para los sirios en Alemania desplazaron su acción hacia el apoyo a la integración de los refugiados en aquel país (Mayoraz, 2023). Construir una nueva vida en Alemania ha sido una experiencia difícil para los refugiados que, en primer lugar, afirman revivir experiencias traumáticas con graves consecuencias para su salud física y mental. En segundo lugar, su inseguridad y la falta de paz se perpetran a través de la amenaza continua a la que podrían enfrentarse las personas en los países de destino (miedo a que los servicios secretos vigilen las actividades en el extranjero) y la preocupación continua por las personas que se han dejado atrás. En tercer lugar, existen incertidumbres para los solicitantes de asilo que (aún) no han obtenido la residencia legal de larga duración (Dijkema, Grossenbach y Herzog, 2024). El temor a ser devueltos a Siria está muy presente entre los sirios en Alemania, por lo que la cuestión de no reconocer Siria como un espacio seguro sigue siendo central en términos de los objetivos de su activismo (Mayoraz, 2023).
Es evidente que la fase del conflicto influye en la participación de la diáspora (Van Hear y Cohen, 2017). Sin un camino claro hacia la paz, los refugiados sirios en Europa han expresado sentimientos de desesperación e impotencia, por lo que se han centrado en la ayuda humanitaria a pequeña escala y el apoyo a los refugiados. El segundo ejemplo de este artículo mostrará cómo la inclusión de la diáspora en la construcción de paz puede adoptar diferentes formas si se ha alcanzado una paz negociada o un acuerdo.
Participación de la diáspora colombiana en el tratamiento del pasado y la construcción de paz
Más de cinco décadas de conflicto armado interno en Colombia han provocado que 6,8 millones de colombianos huyan dentro del país (ACNUR, 2024) y más de un millón huyan a países vecinos, otros países latinoamericanos, Norteamérica, Europa, Australia y otros lugares. Dado que muchos de ellos habían sido políticamente activos en Colombia, continuaron su activismo durante su marcha y al llegar a sus países de acogida. Así, las redes informales de solidaridad, de construcción de paz y de activistas políticos existen fuera de Colombia ya desde las décadas de 1950 y 1960.
Del 2018 al 2022, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición (CEV) de Colombia, creada sobre la base del Acuerdo de paz de 2016 entre el Gobierno colombiano y el grupo guerrillero FARC-EP, se convirtió en la primera comisión de la verdad del mundo que, de forma sistemática, llevó a cabo una búsqueda extraterritorial de la verdad con la diáspora.
La recopilación de más de 2.100 testimonios de la diáspora colombiana subraya el importante papel que pueden desempeñar las poblaciones desplazadas en revelar la verdad y contribuir a la curación y reconciliación de una nación
Su labor extraterritorial para recabar testimonios de la diáspora colombiana demuestra el potencial de la movilización de la diáspora en los procesos de tratamiento del pasado (lo que también se denomina justicia transicional) que son un elemento esencial de una construcción de paz sostenible. La recopilación de más de 2.100 testimonios de la diáspora subraya el importante papel que pueden desempeñar las poblaciones desplazadas a la hora de revelar la verdad sobre las violaciones de los derechos humanos y contribuir al proceso de curación y reconciliación de una nación.
Durante la fase de preparación, que duró seis meses, se encargó al comisionado Carlos Martín Beristain centrar sus esfuerzos en la «Colombia fuera de Colombia», la diáspora, que tenía representación en casi todos los países del mundo. Basándose en los contactos internacionales previamente existentes en la red de la CEV, el comisionado puso en marcha el proceso en más de 24 países viajando a cada uno de ellos, llamando a las puertas y creando alianzas.
Cuando la Comisión concluyó su mandato en 2022, el informe final contaba con un capítulo completo titulado «Las verdades del exilio. La Colombia fuera de Colombia» que estaba dedicado a las historias, la resistencia y los retos de los colombianos en el exilio. Pero, más allá de la publicación de un informe escrito, en muchos lugares el proceso tuvo resultados de mayor alcance: varias de las personas que aportaron su testimonio a la CEV en el proceso mencionaron que aquel era un momento importante para experimentar oficialmente el reconocimiento de su trabajo, resistencia y dolor (Wiesman 2023). También contribuyó al reconocimiento la ceremonia pública que la CEV celebró en Bogotá para dar visibilidad a las historias y las luchas de los exiliados. Además, en muchos casos, el proceso contribuyó a reforzar la comunicación y la colaboración entre las víctimas (más allá de las divisiones generadas por el conflicto).
El proceso de la Comisión de la Verdad de Colombia fue en gran medida desde las bases hacia las élites, con un enfoque innovador, de aprendizaje sobre la marcha y paso a paso
En otros casos, no se pudieron cumplir las expectativas y el proceso provocó frustraciones, ya que las redes preexistentes se debilitaron en cierta medida debido a la concentración temporal del trabajo de la CEV. Tras la pandemia de COVID-19 y la presidencia de Iván Duque, que no valoró el acuerdo de paz y no dio prioridad a su implementación, muchas personas se sintieron agotadas y desmotivadas durante algún tiempo.
Aunque el proceso fue puesto en marcha formalmente por la CEV en Bogotá, el enfoque innovador, de aprendizaje sobre la marcha y paso a paso, las diferentes realidades de los distintos países anfitriones y las diferentes situaciones de financiación hicieron que el proceso fuera también en gran medida desde las bases hacia las élites (bottom-up) (Franco y Ott 2023).
Conclusiones
Los ejemplos de participación de la diáspora en las iniciativas de construcción de paz de Siria y Colombia revelan tanto puntos en común como de desacuerdo que ponen de relieve las complejidades y el potencial de implicar a las poblaciones desplazadas en la resolución de conflictos y la mirada del pasado.
Las dos iniciativas mostradas, que comenzaron como acciones descendentes de la ONU o gubernamentales, demuestran que aún queda trabajo por hacer desde las bases hacia las élites (bottom-up). El sentimiento de propiedad entre los participantes era fuerte; no eran meros usuarios pasivos o beneficiarios de la CSSR o de la Comisión de la Verdad (Turkami y Theros, 2019, Franco y Ott, 2023). Ambos procesos se han desarrollado a lo largo del tiempo, con diferentes participantes que han desempeñado un papel activo en el replanteamiento del diseño. La arquitectura flexible de la Comisión de la Verdad colombiana permitió ajustarse a las diferentes realidades de los distintos países de acogida de la diáspora, mientras que la CSSR pasó de contar en un principio con la participación predominante de quienes vivían fuera de Siria a ser más inclusiva para la sociedad civil de las zonas controladas por el régimen. A partir de esta apropiación por parte de la diáspora, ambos procesos condujeron a resultados positivos en cuanto a ruptura de barreras y transformación de puntos de vista contrapuestos.
Una perspectiva transnacional que reconozca a las personas migrantes ofrece la oportunidad de construir sociedades pacíficas e inclusivas en aras de una paz sostenible y a largo plazo, para sus países de origen y de acogida
Al tiempo que subrayamos la importancia de la inclusión en los procesos de construcción de paz, nuestras conclusiones también muestran que el trabajo desde las bases hacia las élites (bottom-up) conlleva una lucha para los individuos implicados: discrepar y negociar con otros participantes sobre la estrategia, presionar a las élites o gobiernos y hacer frente a las expectativas que no se cumplen. Complejos y desordenados, los conflictos y la consolidación de paz no son procesos lineales bien definidos. Esto tiene implicaciones.
A lo largo del conflicto, en las diferentes etapas de aplicación de los acuerdos de paz y en diferentes situaciones políticas, las prioridades de la diáspora cambian. Dependiendo de la fase en la que se encuentre el proceso de paz, se necesitan actividades diferentes para su participación. Al mismo tiempo, dado que los procesos de negociación de paz son complejos y no lineales, es difícil tener una estrategia de información clara hacia la diáspora para aclarar a qué va a llevar la participación. Por ello, es fácil crear expectativas que no se puedan cumplir.
La participación de la diáspora también puede resultar agotadora, ya que los refugiados se esfuerzan por integrarse en sus nuevos países de residencia. Por lo tanto, el nexo paz-migración nos insta a estudiar la construcción de paz en diferentes lugares y traspasando fronteras (Krause y Segadlo, 2021), incluidos los países de acogida.
Reconocer las diferentes experiencias vividas en sus países de origen y que pueden darse en los países de acogida aporta nuevas narrativas y perspectivas. Los programas y proyectos de construcción de paz, como por ejemplo las iniciativas de verdad y reconciliación, se benefician de la inclusión de voces transnacionales, ya que pueden crear espacios para tender puentes entre las diferentes perspectivas de las personas que se han quedado, han sido desplazadas, han huido o han regresado. Una perspectiva transnacional que reconozca a las personas migrantes, a las que se quedan y a las que regresan como promotores de paz ofrece, por tanto, la oportunidad de construir sociedades pacíficas e inclusivas en aras de una paz sostenible y a largo plazo para sus países de origen y de destino.
Este artículo ha sido traducido del original, en inglés.
Fotografía
Taller de costura de la actividad «Cuerpos Gramaticales» con la diáspora colombiana en Barcelona, 2017. Autora: Ingrid Guyon.