Después de una época de desmesurada y sistemática violencia propia de regímenes dictatoriales o autoritarios, conflictos armados y guerras civiles, y caracterizada por graves violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario, muchas sociedades reivindican que los Estados tienen el deber, político y moral, de proporcionar información y activar los mecanismos para aclarar la verdad de los hechos y los responsables, así como la obligación correlativa de garantizar la no repetición de los actos violentos a través de esta construcción del hilo narrativo y de la consecuente reparación a las víctimas. Asimismo, reconocer a las víctimas como sujetos de derechos y darles voz es elemental para transmitir al resto de la sociedad cuales han sido los hechos sucedidos y la magnitud de los mismos.
El esclarecimiento de la verdad constituye una de las reclamaciones compartidas por las víctimas y, en el marco de justicia transicional, el establecimiento de una Comisión de la Verdad puede responder a esta necesidad de hacer frente a un pasado doloroso y activar el inicio de un largo proceso de reconstrucción del estado de derecho y de camino hacia la reconciliación en sociedades fragmentadas por la violencia.
Las Comisiones de la Verdad han constituido una poderosa herramienta para investigar graves violaciones de los derechos humanos y, en la actualidad, se cuenta con un legado de más de 40 comisiones por todo el mundo. Se constituyen como órganos de investigación oficialmente autorizados, de carácter temporal y no judicial, disponen de un plazo prefijado para tomar declaraciones, realizar investigaciones a través de testimonios y recolección de documentos, y celebrar audiencias públicas o privadas, antes de ultimar el proceso con la publicación de un informe. Aunque no se estructuran como sustituto de la acción judicial, resultan una posibilidad de explicar el pasado y de minorar una posible laguna de impunidad, ya que los informes resultantes pueden servir para posteriores procesos judiciales, procesos de reparaciones y para emprender la reforma de las instituciones.
El establecimiento de una Comisión de la Verdad puede responder a la necesidad de hacer frente a un pasado doloroso y activar el inicio del proceso de reconstrucción y reconciliación
No obstante, las Comisiones de la Verdad también son un instrumento de justicia transicional que se tiñe de debilidades, de retos y desafíos significativos y que a menudo presupone ambiciosos objetivos que pueden llegar a cuestionar su eficacia como herramienta de construcción de paz. El debate abierto sobre cómo conciliar paz y justicia y, en definitiva, sobre cómo rendir cuentas con el pasado para aquellos que han cometido delitos y vulneraciones de derechos humanos, se convierte en una de las controversias que demuestran cómo las Comisiones de la Verdad pueden nacer con fuertes limitaciones en su alcance real.
Para reflexionar sobre algunas de estas cuestiones os presentamos un nuevo monográfico de la revista Por la Paz. Ya en el primer artículo, la investigadora Cath Collins cuestiona la idea misma de verdad, y se pregunta sobre cuál es su propósito específicamente social. En este sentido, destaca la importancia de definir los límites de lo que se considera la narración de la verdad, para evitar una guerra de palabras y significados, y para hacer de esta una oportunidad real de nuevos caminos pacíficos.
Asimismo, con la inquietud de preguntarse sobre el impacto real de las Comisiones de la Verdad, Carlos Fernández Torné escribe el segundo artículo en el que hace un recorrido por la literatura académica que ha evaluado, tanto cuantitativamente como cualitativamente, las consecuencias de las comisiones mediante indicadores de resultados en materia de democracia y derechos humanos. El investigador expone que la evaluación se tiene que hacer a través del análisis del proceso, de la rendición de cuentas de los gobiernos, ya que se alza como una necesidad que el aparato estatal cuente con una apertura real que permita afinar la sensibilidad hacia las demandas de la sociedad civil, en general, y de las víctimas, en particular.
Las Comisiones de la Verdad también afrontan limitaciones y desafíos, fruto del debate abierto sobre cómo conciliar paz y justicia
No obstante, en ocasiones, la búsqueda de la verdad no llega a materializarse y se reduce a una necesidad insatisfecha de las víctimas y familiares porque desde instancias gubernamentales se renuncia explícitamente a la investigación de los crímenes cometidos. Este es el caso de España, tal como lo expone Jaime Ruiz, presidente de la Plataforma por la Comisión de la Verdad sobre los Crímenes del Franquismo. En los artículos que le siguen, nos adentramos en el desarrollo de dos casos muy diferentes. Por una parte, avistamos de la mano de Alejandro Valencia, abogado y consultor en derechos humanos, los desafíos que plantea en la conformación, estructuración y funcionamiento, la recién creada Comisión de la Verdad en Colombia prevista en los acuerdos de paz entre el gobierno y las FARC firmados el otoño pasado. A su vez, el periodista Ricard Gonzalez presenta las contribuciones que la actual Instancia de la Verdad y la Dignidad de Túnez ha aportado a la doctrina de la justicia transicional. Sin embargo, también expone un escenario incierto con respecto al cumplimiento de los ambiciosos objetivos marcados inicialmente.
Para acabar, a través de una entrevista, conocemos la visión de la activista en defensa de los derechos humanos Helen Mack, de lo que ha significado la Comisión de la Verdad en Guatemala para las víctimas del conflicto. Su testimonio nos aproxima así a la lucha de miles de personas de todo el mundo que están sufriendo una victimización secundaria por parte de un modelo continuista de Estado que no ha conseguido proporcionar la reparación que necesitan y que, contrariamente, las ha invisibilizado constantemente.
Este monográfico busca recoger una diversidad de perspectivas en relación a la utilidad, las limitaciones y las oportunidades de las Comisiones de la Verdad a través de la mirada de personas con diferente bagaje personal y profesional que han analizado y conocido contextos o comisiones con unas particularidades únicas. Es por este motivo que el conjunto de artículos pretende convertirse en una herramienta de reflexión sobre la capacidad de las Comisiones de la Verdad para transformar un conflicto, aclarar los hechos del pasado, reconocer responsabilidades, reconstruir la confianza hacia las estructuras del Estado, trabajar en favor del perdón, la reconciliación o la convivencia pacífica, y avanzar así hacia la opción más justa y más eficaz para dar respuesta a las voces y los países que la reclaman.
Fotografía : Warko
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