Tribuna
Uranio empobrecido: dos décadas de contaminación sin control
Doug Weir
Han pasado 20 años desde que, por primera vez, en la Guerra del Golfo de 1991, se utilizaran de forma masiva municiones de uranio empobrecido que dejaron zonas de Iraq y de Kuwait muy contaminadas. Dos décadas después, a pesar de la protesta mundial en contra de su uso, unos 20 estados1 todavía almacenan y utilizan estas controvertidas armas, que, disparadas desde vehículos blindados y aviones, tienen la capacidad de perforar blindajes.
El uranio empobrecido radioactivo y químicamente tóxico, un subproducto del enriquecimiento del uranio destinado a la industria nuclear, ha demostrado ser cancerígeno para el hombre, y los mismos estados que producen y utilizan este tipo de armas, administran y regulan con mucho cuidado su uso. Las autoridades militares del Reino Unido y de Estados Unidos reconocen que el uranio empobrecido es peligroso, y desde 1991 advierten a sus tropas en este sentido para garantizar que la exposición a la contaminación se evite todo lo posible. A pesar de ello, este principio, una vez más, no se ha extendido a los civiles obligados a vivir en las zonas afectadas por estas municiones.
El impacto que tienen estas armas sobre la salud humana sigue siendo objeto de acalorados debates: quienes las utilizan niegan cualquier daño, mientras que los profesionales de la salud informan, en Iraq y en otros países, del aumento de casos de cáncer y de anomalías congénitas. Los críticos argumentan que ningún estudio epidemiológico a gran escala ha demostrado una relación causal entre las armas de uranio empobrecido y la enfermedad, a la vez que son plenamente conscientes de las dificultades inherentes para llevar a cabo este tipo de investigación en entornos post-conflicto: movimientos de población, colapso de los servicios de salud y censales, problemas de seguridad, falta de conocimientos técnicos y de equipamientos, falta de transparencia en relación con el uso de estas armas, y prioridades sanitarias en competencia, entre muchas otras.2
Actualmente, la legislación en materia de control de armas no prohíbe la utilización de armas de uranio. A pesar de ello, y dado que su uso es claramente contrario a toda una serie de principios del derecho internacional humanitario, se está extendiendo la convicción entre los estados y los dirigentes políticos, de que es necesaria una solución para ilegalizar su uso. Una solución de este tipo puede exigir un cambio en el pensamiento que vaya más allá del sencillo impacto de causa y efecto de las minas terrestres y de las bombas de dispersión, y que conduzca hacia un nuevo paradigma basado en la precaución.
El avance hacia esta meta está en marcha, como lo demuestra la introducción de prohibiciones nacionales en Bélgica y, a principios de este año, en Costa Rica. La creciente inquietud sobre las armas de uranio se vio reforzada por la resolución aprobada por una aplastante mayoría en la Asamblea General de la ONU el año pasado, en la que 148 estados apoyaron la demanda de mayor transparencia en relación con los lugares en donde se habían utilizado las armas.3
La total transparencia es una cuestión crucial cuando se trata de minimizar los riesgos para la población civil derivados del uso de las armas de uranio. La Organización Mundial de la Salud, la Agencia Internacional de la Energía Atómica y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, si bien con enfoques distintos en lo que respecta a los riesgos que comporta el uso de uranio empobrecido, subrayan la importancia de tomar consciencia de los peligros y del trabajo de limpieza de los lugares contaminados. La negativa de los países que utilizan este tipo de armamento a hacer públicos rápidamente los datos relativos a los objetivos contra los que se ha lanzado esta munición es una burla de estas recomendaciones. Por ejemplo, la transparencia es una necesidad urgente en Afganistán, donde las declaraciones de Estados Unidos, en las que niegan haber usado armas de uranio, han sido cuestionadas por el presidente afgano Hami Karzai, que recientemente se ha referido a la contaminación radioactiva como consecuencia de las operaciones de Estados Unidos en su país.
El uso de aviones A10 estadounidenses en la intervención en Libia también ha llevado a un primer plano la cuestión de la transparencia. A pesar de las suposiciones, muy extendidas, de que las bombas y misiles de crucero utilizados en el conflicto estaban contaminando el país, el análisis detallado de estas armas no ha encontrado ninguna evidencia que apoye estas afirmaciones.4 Es más, se centró tanto la atención en este tipo de arma que mucha gente no se dio cuenta de la verdadera historia: el posible uso de proyectiles de uranio lanzados por los aviones A10 y Harrier estadounidenses en las primeras etapas del conflicto. Como sucedió en Afganistán, Estados Unidos negó que los A10 utilizaran proyectiles de uranio, afirmando que sólo estaban equipados con proyectiles explosivos de alta capacidad.5 Si esto fuera cierto, podría indicar que Estados Unidos ha reconocido finalmente que el uso de las armas de uranio en lo que llamamos "intervenciones humanitarias" es contraproducente. Hay que destacar que el régimen de Gaddafi, rápidamente, intentó generar propaganda a partir de estas alegaciones.
La veracidad de las recientes afirmaciones de Estados Unidos todavía está en duda, pero no así la creciente oposición internacional a las armas de uranio. La liberación no controlada de materiales radioactivos en las guerras constituye una pesada carga financiera y política para los estados que se recuperan de un conflicto, representa una amenaza para la salud de la población civil, extiende el miedo y va en contra de las normas más básicas de protección ambiental y radioactiva. Esta práctica inaceptable debe ser detenida, y lo será.
Para obtener más información, véase www.bandepleteduranium.org o nuestra animación introductoria: When the Dust Settles ("Cuando cae el polvo"), en www.youtube.com/user/ICBUW. Para estar al día: www.twitter.com/ICBUW
1. Estados que almacenan y utilizan uranio empobrecido: http://www.bandepleteduranium.org/en/i/21.html (Volver)
2. "A Question of Responsibility": http://www.bandepleteduranium.org/en/docs/134.pdf (Volver)
3. "148 states call for transparency over depleted uranium use in UN vote": http://www.bandepleteduranium.org/en/a/364.html (Volver)
4. "Claims that DU is used in missiles still appear to lack foundation": http://www.bandepleteduranium.org/en/a/404.html (Volver)
5. "US denies depleted uranium use in Libya, but refuses to rule out future use": http://www.bandepleteduranium.org/en/a/402.html (Volver)