Editorial

Construir la paz, la agenda presente y futura

Rafael Grasa
Presidente del Instituto Catalán Internacional para la Paz
Operación de desarme en el barrio de Attécoubé (Abidjan)

Imagen: ONUCI

Los griegos clásicos daban especial importancia a la gestión de los acontecimientos de la vida social y, por lo tanto, para encarar los conflictos, daban importancia a la oportunidad, al kairós. Encontrar el momento oportuno, el kairós, resulta esencial para hacer las paces, para resolver conflictos, para transformar relaciones sociales e internacionales. Cuando la oportunidad rema en el mismo sentido que la voluntad coordinada de las personas y de las instituciones, resulta más fácil obtener éxitos y decir aquello tan gráfico, para remachar el clavo y exteriorizar la satisfacción, de "quien lo acierta, la adivina". Lo cierto es que, a finales de 2011, ocuparse de la construcción de la paz es al mismo tiempo una obligación y también una oportunidad: hay kairós. Eso explica que este número de Por la Paz dedique el tema central al proceso de reconstrucción postconflicto, de construcción de la paz, en Costa de Marfil. Y, al ocuparnos de este caso, queremos señalar también la importancia de ocuparnos de manera genérica del modelo surgido a partir de la segunda mitad de los años noventa en las Naciones Unidas, el llamado consenso liberal sobre construcción de la paz. Veamos las razones de ello.

En primer lugar, el 28 de noviembre ha hecho un año de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Costa de Marfil, unos comicios que provocaron discrepancias sobre los resultados entre los dos candidatos y las instituciones con mandato para certificar y proclamar al ganador. Eso abrió tensiones y dio paso a una situación de doble poder, múltiples negociaciones con incentivos y medidas coercitivas, proliferación de enfrentamientos armados y, finalmente, episodios bélicos y violaciones de derechos humanos (en particular en Abiyán y en ciertas zonas del oeste). La crisis no se resolvió hasta el mes de abril, con el recurso a la fuerza incluso por parte de los operativos internacionales desplegados bajo mandato de las Naciones Unidas. Ahora, con medio año de nuevo gobierno, han llegado las elecciones legislativas y, sobre todo, la centralidad de la agenda de construcción de la paz y del desarrollo.

En segundo lugar, los últimos meses diversos acontecimientos han puesto en el centro de la agenda la importancia de planificar bien los procesos de reconstrucción postconflicto bélico, articulados como se sabe en torno a cuatro componentes: a) consolidar el fin de la violencia; b) reconstruir todo lo que el conflicto violento ha estropeado -material y no material; b) resolver, de forma aceptable por las partes y de forma duradera, los motivos de incompatibilidad; y d) reconciliar las partes enfrentadas, una tarea larga que implica construir una narración plural de la memoria, hacer justicia, reparar políticas orientadas a gestionar el pasado para permitir un futuro mejor. Éste será un tema importante en el caso del Yemen y de Siria, aunque el más evidente será el caso de Libia donde la agenda de construcción de la paz es enorme y preocupante, dado que el fin de los enfrentamientos ha mostrado señales poco esperanzadoras como el ajusticiamiento sumario de Gadafi. En cambio, una noticia bien distinta ha sido la decisión del gobierno marfileño de entregar al ex presidente Gbgabo a la Corte Penal Internacional de La Haya, un hecho del que habrá que estar atentos a las consecuencias.

Y en tercer lugar es importante ocuparnos de la construcción de la paz porque el año 2012 hará 20 años de la publicación del Programa de Paz (Agenda for Peace), el informe del secretario general de la ONU Boutros Boutros Ghali que acuñó la idea de construcción de paz y dio el pistoletazo de salida al consenso sobre la paz liberal. Veinte años después, con menos optimismo y sin la euforia que el fin de la Guerra Fría generó a propósito de la paz y de la seguridad internacional, hace falta hacer balance crítico y revisar constructivamente casi todo al respecto. Y eso justamente será uno de los puntos centrales de la actividad del ICIP durante 2012.

En todo caso, igualmente no vale compadecerse, hay que aprovechar el kairós. Que las cosas se escapen del camino previsto, que ocurra lo improbable, es una oportunidad. Como ha dicho el físico Jorge Wagensberg, si no fuera por "la aparición de acontecimientos improbables, hoy todavía seríamos bacterias". En la construcción de la paz menudean los acontecimientos improbables, se estropean las hojas de ruta y hay que recurrir al bricolaje.