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Reconstruir el ejército de Costa de Marfil: problemas y perspectivas

Azoumana Ouattara
Universidad de Bouaké
Azoumana Ouattara

Azoumana Ouattara

El Acuerdo político de Ouagadougou, firmado en marzo de 2007, había relanzado el proceso de desarme y de reunificación de las Fuerzas de Defensa y de Seguridad de la Costa de Marfil (FDS) y las Fuerzas Armadas de las Fuerzas Nuevas (FAFN), que luchaban desde 2002.

El presidente Alassane Ouattara firmó, el 17 de marzo de 2011, un decreto que ordenaba la unificación de las Fuerzas de Defensa y de Seguridad de la Costa de Marfil (FDS) y las Fuerzas Armadas de las Fuerzas Nuevas (FAFN): «Tal como prevé el Acuerdo de Ouagadougou y para poner fin a todas las conmociones, acabo de firmar un decreto que comporta la creación de las Fuerzas Republicanas de la Costa de Marfil». En realidad, se trataba de integrar de facto las FAFN en el aparato de seguridad del Estado, de alargar la mano a las FDS a fin de que juraran lealtad al presidente recién elegido, y de establecer el marco de una reunificación futura de las fuerzas armadas enfrentadas. Efectivamente, las Fuerzas Republicanas de la Costa de Marfil (FRCI) se crearon como un marco para unificar los dos ejércitos. El problema reside en que, en lugar de tener un ejército unificado, sólo las FAFN se han integrado en esta estructura, mientras que las FDS han adoptado mayoritariamente una postura expectante, a la espera. Los militares, los policías y los gendarmes se han mantenido más o menos al margen; no se ha dado una confraternización.

El punto más importante a destacar es que el desarme, a pesar de los acuerdos de Ouagadougou, nunca se ha hecho efectivo. Las tensiones electorales y postelectorales, por el contrario, han dejado la puerta abierta a un incremento exponencial de los stocks de armas que actualmente amenazan la seguridad subregional. La reconstrucción del sector de la seguridad, en este caso, ha resultado más compleja. La creación de las FRCI está lejos de haber resuelto el problema político y militar de la reunificación de los ejércitos anteriormente beligerantes. No es en absoluto casualidad que las Fuerzas Republicanas sean consideradas el ejército del norte y reciban motes como las «les Frères Cissé».1 La denominación del nuevo ejército sigue siendo, en sí misma, un problema: como las FDS eran consideradas el ejército de Gbagbo, ¿hay que considerar que las FRCI son el ejército del presidente Ouattara? En cuanto a los houphouëtistes en el poder, ¿no tienen interés en volver a la denominación FANCI (Fuerzas Armadas Nacionales de la Costa de Marfil) para intentar construir un ejército republicano de desarrollo?

Los problemas más difíciles de resolver no son los relacionados con la redefinición del formato, de las misiones y del armamento del ejército unificado. Más bien, radican en la formación de un nuevo soldado marfileño, liberado del chantaje, de la etnificación de las armas y de la politización de los comportamientos militares. Realmente, las fuerzas presentes están lejos de establecer una relación republicana con las poblaciones que han sufrido la violencia de origen militar. En un cierto sentido, la reconstrucción necesita dotar de valores al ejército unificado.

Las luchas partidistas por el dominio de las estructuras coercitivas han llevado a derogar, permanentemente, los reglamentos sobre el reclutamiento, la formación, los ascensos y los nombramientos. Además, el ejército marfileño está en crisis porque ya no sabe qué hacer con los numerosos jóvenes que han entrado empujados por las sucesivas crisis, hasta el punto de que los efectivos del ejército han experimentado un boom hasta llegar a los 50.000 hombres en una década, a los cuales hay que añadir los 10.000 hombres de las FAFN. La heterogeneidad de los reclutamientos actualmente representa un problema para la cohesión y la disciplina. Es necesario que se solucionen las dificultades inherentes al proceso relacional entre el ejército, por un lado, y los ciudadanos, por otro. El nuevo poder tenía razón cuando convirtió en una prioridad las «expectativas de las poblaciones [del país] en materia de defensa».


1. Nota del traductor. "Hermanos Cissé". Es un término que en francés proviene de la abreviación de FRCI ("FR" - "Frères" y "CI"-"Cissé") y se utiliza para hacer escarnio de estas fuerzas, ya sea porque evoca el nombre de una empresa familiar, no de una institución nacional, o porque Cissé es un apellido muy frecuente en el norte, no en el sur. (Volver)