Entrevista

Luz Marina Bernal, madre de Soacha ganadora del premio ICIP Constructores de Paz

Iolanda Parra
Colaboradora del Instituto Catalán Internacional para la Paz
Luz Marina Bernal

Luz Marina Bernal

Luz Marina Bernal ha sido galardonada con el Premio ICIP Constructores de Paz 2012 junto a otras cuatro mujeres colombianas del colectivo llamado 'Madres de Soacha'. El premio reconoce la lucha por la justicia de estas mujeres, madres de chicos ejecutados extrajudicialmente por las fuerzas de seguridad colombianas, casos conocidos como 'falsos positivos'.

¿Qué es un falso positivo?
El reclutamiento de indígenas, campesinos, jóvenes de bajos recursos que, con falsas promesas de trabajo, son llevados lejos de su casa. Allí el ejército los compra como una mercancía, simulan un combate, les asesinan y, una vez muertos, les visten con uniformes para que parezcan miembros de grupos al margen de la ley, como la guerrilla.

¿Por qué los soldados del ejército asesinan a estos jóvenes?
En 2005, durante el gobierno de Álvaro Uribe, se reglamentó el pago de recompensas a militares por bajas de guerrilleros en combate. Grandes remuneraciones, además de cartas de felicitación, medallas o permisos. No ocurre sólo en Soacha: se han denunciado más de 3.000 ejecuciones extrajudiciales en Colombia. Buscan a las personas más vulnerables, ya que creen que sus familias no serán capaces de enfrentarse al estado. Somos muy pocas las que estamos dispuestas a seguir luchando por su memoria.

¿Qué le sucedió a su hijo y por qué se formó el grupo Madres de Soacha?
Mi hijo Fair Leonardo Porras Bernal, de 26 años y con una deficiencia mental, no sabía leer ni escribir, ni conocía el valor del dinero. El 8 de enero de 2008 desapareció y pocos días después le asesinó una brigada del ejército. Desde entonces, pertenezco al grupo Madres de Soacha, formado ahora por 21 familias. Descubrimos que les asesinaron con el simple propósito de obtener beneficios. Les robaron la identidad y los metieron en fosas comunes para que no les encontráramos. Nuestra meta es luchar contra un estado que no quiere aceptar lo que pasó y que es responsable de los asesinatos.

¿Cuántas denuncias han presentado y en qué momento se encuentran?
En el caso de Soacha, hay 19 casos denunciados. En 2011 se condenaron ocho militares por dos chicos encontrados en el municipio de Cimitarra. Por el caso de mi hijo se ha condenado a seis militares, aunque el de mayor rango está evadido. Lo que más nos preocupa es que hay aún siete casos que se encuentran en absoluta impunidad.Los jueces no están aceptando que dentro del ejército hay un grupo criminal, y tampoco reconocen que son crímenes de lesa humanidad. Es muy triste, y aquí nadie, absolutamente nadie, se pronuncia al respecto.

En el caso de su hijo y en otros se ha demostrado que la acusación de pertenencia a un grupo ilegal y de la muerte en combate era falsa. ¿Cuál ha sido la respuesta del gobierno?
En 2010, el entonces presidente Uribe se reunió con algunas madres y les ofreció una indemnización de 18 millones de pesos. Cuando me lo ofrecieron a mí, les dije que yo no parí a mis hijos para la guerra ni para venderlos. Incluso mandé decir al presidente que, si se trataba de negociar, y él daba 18 millones de pesos por mi hijo, que era de un estrato bajo, yo le daba 40 millones por uno de los suyos. Mi hijo es un ser insalvable, ni todo el dinero del mundo podría devolvérmelo. Lo que yo exijo es verdad, justicia y no repetición de estos hechos.

Su lucha contra la impunidad tiene riesgos. ¿Reciben amenazas?
Sí, desde la primera denuncia. María Sanabria fue abordada por dos hombres y le dijeron que si no callaba le iba a pasar lo mismo que a su hijo. A mí me empezaron a amenazar en 2009: me piden que me calle o que le pasará algo a mi otro hijo. Nos dejan notas con balas en casa diciendo que son para nosotras. Hay miedo, porque tenemos otros hijos, pero pienso dar mi vida por esta lucha.

¿Confía en las actuales negociaciones de paz que se están llevando a cabo entre el gobierno y las FARC?
El proceso lo generó el presidente de la noche a la mañana porque quiere lograr la paz en su gobierno. Como víctima, anhelo la paz para las próximas generaciones, pero creo que este proceso no es positivo porque está construido sobre mentiras. No han entrevistado a ninguna víctima para saber qué pensamos. Sólo los interesados están negociando.

¿Cuál es el papel que debería tener la sociedad civil?
Las organizaciones, las víctimas y los abogados que nos representan tendrían que jugar un papel importante y no les han tenido en cuenta en este proceso. Sería muy triste que éste fuera un proceso de gran mentira.

¿Qué condiciones son imprescindibles para la paz en Colombia?
Colombia necesita igualdad de derechos, que se entreguen las armas, que no se siga asesinando a la gente del campo. Que no haya hambre y que haya educación, salud y techo dignos para las personas sin recursos. Y que se respete a los defensores y defensoras de los derechos humanos. En Colombia no hay respeto, tenemos las cárceles llenas de defensores de derechos humanos.