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Como hablar de guerras en clase

Gemma Tribó
Profesora de didáctica de las ciencias sociales en la UB

Gemma Tribó

La educación para la paz plantea la urgencia de hablar de guerras en clase de historia para ayudar a los chicos y chicas a aprender a pensar históricamente, a adquirir conciencia histórica, y sensibilizarles a favor de los valores pacíficos en la resolución de los conflictos.

En el mundo tan complejo y diverso en el que nos ha tocado vivir, pensar históricamente significa dotar a los chicos y chicas de instrumentos intelectuales, cognitivos y emocionales para que a través de la comprensión del tiempo histórico, entiendan la tensión ética que hay entre el pasado, el presente y el futuro, y así aprendan a situar su tiempo personal en el tiempo social y éste dentro del tiempo histórico compartido con toda la humanidad. Dicho de otra manera, se trata de que los chicos y chicas tomen conciencia de que el pasado ha determinado nuestro presente, y que las acciones individuales y colectivas del presente condicionarán el futuro de la humanidad.

Para educar para la paz hay que hablar de guerras y, todavía hoy, en las aulas de historia se habla poco de las guerras del siglo XX. Una cuestión previa es que deberíamos ser capaces de llevar al aula las siguientes actuaciones, que sintetizan reflexiones de autores diversos (A. Bastida, R. Grasa, P. Cascón, etc.).

  • Deshacer el tabú de la guerra y hablar de ella abiertamente para educar para la paz.
  • Analizar las causas de las guerras y específicamente las de la guerra civil española.
  • Hacer balance de las consecuencias y el impacto de los conflictos bélicos.
  • Mostrar vías de solución no violentas de los conflictos desde la metodología socio-afectiva.

Para evitar guerras hay que reconocerlas, explicar su inutilidad y el sufrimiento que provocan, y recordar constantemente que en el siglo XX entre las dos guerras mundiales y la guerra civil española se produjeron 80 millones de muertes directas y que, globalmente, los muertos derivados de estos conflictos bélicos sobrepasan los 100 millones. En Cataluña, todavía debemos superar la visión manipulada que los vencedores de la guerra civil española divulgaron durante cuarenta años de dictadura, hay que sacar del olvido la cruel y sangrienta guerra entre hermanos que ha condicionado y que condiciona nuestro presente. Es necesario recuperar la diversidad de memorias sobre la guerra pero, sobre todo, recuperar la memoria de los vencidos. También hay que hacer una buena gestión de la memoria democrática para reforzar los valores de la democracia y de la paz; construir los lugares de la memoria que sean necesarios; y evitar caer en la venganza o en el victimismo.

En historia, y en todas las disciplinas, la información es necesaria para construir conocimiento, pero no es suficiente. La información es el paso previo al análisis y a la interpretación que nos facilitan la organización conceptual y ésta es la que nos permite entender qué ocurre en la sociedad. En el caso de las guerras lo que nos hace falta es averiguar las causas y los procesos que las han desencadenado, para pasar a conocer su desarrollo y, finalmente, su desenlace y las consecuencias destructoras y crueles que conlleva toda guerra. Es necesario ordenar los hechos de manera temporal y construir la secuencia causas / eventos / consecuencias para procesar correctamente la información y construir conocimiento histórico: así los chicos aprenden a pensar históricamente, aprenden a relacionar hechos y situaciones, y a organizar estructuras cognitivas y conceptuales que hacen comprensible la información.

No olvidemos que, también al hablar de las guerras, hay que trabajar contenidos de historia social, que facilitan a los alumnos su identificación con personas sencillas y anónimas y con los procesos históricos que han de vivir. Se trata de investigar en el aula temas relacionados con la vida cotidiana, lo que une a las personas, temas que pueden ser vividos por cualquiera de nosotros y no sólo grandes momentos épicos, políticos o militares, que nos acercan a grandes personajes alejados de la gente corriente. Obviamente, hay que reconocer los gobernantes y militares que protagonizaron los hechos más relevantes de una determinada guerra, pero posiblemente será a través de las vivencias de un soldado, de un niño de la guerra, de un refugiado o de una ama de casa como podremos captar las consecuencias de la guerra y la posguerra en la gente sencilla (el hambre, el miedo, la llegada de desplazados y refugiados, las enfermedades y la malnutrición, los bombardeos a la población civil, etc.).