TRIBUNA

Las muertes violentas por arma de fuego en Brasil

Aritz García
Politólogo

Aritz García

Ante las negociaciones para alcanzar un tratado internacional respecto al comercio de armas de fuego, es interesante mostrar la situación en el mayor país de América Latina. ¿Cuáles son las tendencias en función de la edad, el territorio, el color de piel o la clase social de los brasileños?

En Brasil el problema de las muertes violentas por armas de fuego se agravó de manera particular a partir del final de los 70 y principio de los 80. Así pasamos de 8.710 muertes por arma de fuego en 1980 a 38.677 en 2010. Esto representa un aumento de un 346,5%, cuando la población en este mismo periodo creció un 60%.

Cuando desgranamos los datos por tipo de muerte violenta con arma de fuego encontramos que las muertes por accidente disminuyeron un 8,8% y los suicidios aumentaron un 46,8%. El gran aumento se produce en los homicidios, un 502,8%. Si todavía focalizamos más nuestro análisis observamos que el gran aumento se ha producido entre los jóvenes. Los homicidios de jóvenes entre 15 y 29 años aumentaron un 591,5%.

 Un indicador distinto es la tasa de mortalidad por arma de fuego (muertes por cada 100.000 habitantes). Aquí observamos como éste ha pasado de 7,3 en 1980 a 20,4 en 2010, y la tasa entre los jóvenes de 15 a 29 años ha pasado de 12,8 a 44,2. Es interesante observar cómo esta tasa, que llegó a su máximo en 2003 con 22,2 en la población en general y 46,5 entre los jóvenes, disminuyó un poco posteriormente, y puede que se haya estabilizado en los siguientes años, con la campaña de desarme. Sin embargo, el estudio de Mapa da Violência, Mortes matadas por armas de fogo[1], no se atreve a relacionar la estabilización directamente a la campaña ya que en los años posteriores tenemos unas oscilaciones importantes.

Este mismo estudio apunta a focos de violencia en determinadas zonas:

  • Nuevos polos de crecimiento interior. Zonas de alta inversión económica, que atrajeron grandes cantidades de población, que desbordaron a los servicios públicos de seguridad.
  • Municipios de frontera. Situados en límites fronterizos estratégicos, donde está establecido el contrabando de armas, drogas y otros productos.
  • Municipios del arco de desmatamiento amazónico.  Donde los fazendeiros y mineradores hacen su "ley", por encima de la legalidad pública y el silencio de políticos cómplices, con prácticas violentas como el trabajo esclavo, la "desocupación" de tierras y exterminio de comunidades indígenas o el tráfico ilegal de maderas tropicales.
  • Municipios de turismo predatorio. Situados en la orla costera, con un turismo de fines de semana, cercanos a grandes ciudades como São Paulo, y que tienen unos grandes índices de violencia armada relacionados con esa población de fin de semana.
  • Municipios de violencia tradicional. Como el triangulo de la "maconha" en Pernambuco o zonas de clientelismo político, fenómeno llamado "coronelismo", donde los fazendeiros violentos tienen un control rígido de la población.

Además de estos apuntes por edad y territoriales, también son importantes las diferencias de sexo y color de la piel. Así, encontramos que el 93,9% de las muertes por arma de fuego son de hombres. Además, la mitad de los asesinatos de género se realizan con arma de fuego; de las 4000 mujeres asesinadas por año en Brasil, 2000 lo son por arma de fuego.

Y otro apunte interesante es el del color de la piel, que puede ir paralelo al de clase social. Las muertes por arma de fuego de negros en 2010 fueron el doble que las de blancos. Este proceso de victimización por el color de la piel ha ido en aumento. Desde que tenemos estadísticas públicas divididas por color de la piel[2] (2002), encontramos que la relación de muertes pasó de 9.710 blancos frente a 16.083 negros en 2002, a 6.503 blancos por 19.840 negros en 2010. La relación entre muertes de blancos y negros, o victimización, que era, en 2002, de 65,8% más negros que blancos, pasó a 205,1% en 2010. Esta estadística se acentúa en estados como Alagoas o Paraíba donde alcanza un 1700%, estados donde el "coronelismo" y la relación clase/color son más acentuados.

Cabe también señalar que el 72% de las armas de fuego utilizadas en homicidios en Rio habían sido robadas, y el 28% venían del tráfico ilegal de armas[3]

Y por último, hay que destacar los posibles acuerdos no públicos con grupos criminales. En este sentido, los dos principales grupos criminales son el Comando Vermelho en Rio y el PCC en São Paulo. En el artículo Vinte anos de PCC en São Paulo: o espaço entre governo e crime, publicado en Le Monde Diplomatique Brasil, Gabriel de Santis Feltran[4] apunta al acuerdo/desacuerdo entre el gobierno y el PCC para la disminución de los homicidios en São Paulo después del período de "guerra" del 2006 y del último trimestre del 2012 en el Estado de São Paulo. Esta disminución no se observa en Rio, donde parece que los planes de pacificación mediante espectaculares operaciones de ocupación militar de las favelas a través de las Unidades de Policía Pacificadora sólo han trasladado los grupos violentos desde los morros del centro a las favelas de la periferia en preparación de las olimpiadas y la burbuja urbanística[5].



[1] Waiselfiz, Julio Jacobo. Mortes matadas por armas de fogo. Mapade violencia 2013.  Centro Brasileiro de Estudos Latino-Americanos, FLACSO.  Podéis encontrarlo en: http://mapadaviolencia.org.br/mapa2013_armas.php

[2] Waiselfiz, Julio Jacobo. A cor dos homicídios no Brasi. Mapa da violência 2012. Centro Brasileiro de Estudos Latino-Americanos, FLACSO. Podéis encontarlo en: http://mapadaviolencia.org.br/mapa2012_cor.php

[3] http://veja.abril.com.br/idade/exclusivo/armas_fogo/contexto_armas.html

[4]De Santis Feltran, Gabriel. Vinte anos de PCC en São Paulo: o espaço entre governo e crime. Le Monde Diplomatique Brasil, fevereiro 2013.

[5] Machado Da Silva, Luiz Antonio. O controle do crime violento no Rio de Janeiro. Le Monde Diplomatique Brasil, fevereiro 2013.