EDITORIAL
Para construir la paz hacen falta ideas y valores, pero también instrumentos
Foto: World Bank Photo Collection
El presente número de Por la Paz / Peace in Progress tiene como tema monográfico el papel de los observatorios y análisis de libros de texto en la creación de cultura de paz y en la educación para la paz.
Como ya dije hace unos años, de manera provocativa, educar para la paz, los derechos humanos y la solidaridad en el ámbito escolar y social exige optar por una prudencia radical: prudencia, porque hay que imponer metas razonables, progresivamente, para lograr cambios; y radical, es decir yendo a las raíces y partiendo de las raíces, porque desde el primer momento hay que tener presente los objetivos finales, tanto en la parte del análisis (lo que se critica y que hay que cambiar) como en la parte de los resultados esperados (lo que se espera poder construir). Prudencia radical ante la impaciencia táctica.
Empezaré contextualizando la tradición e importancia del análisis de los libros de texto y los manuales escolares:
Primero, disponer de herramientas para juzgar la calidad de los libros de texto es habitual y en particular muy importante en gran parte de los países del Sur, donde a menudo la elección de los libros de texto, y no sólo el cumplimiento de directrices curriculares, es una decisión que se toma a nivel de las autoridades educativas. Abundan las propuestas que permiten analizar los contenidos, las actividades, la metodología, e incluso los aspectos formales (desde la legibilidad al tipo de lenguaje empleado).
Segundo, dada la importancia de los libros de texto en el contexto educativo de los países del sur, la UNESCO incorporó desde su fundación en 1946 la elaboración de libros de texto como parte de su estrategia educativa, basada también desde el principio en la promoción de los derechos humanos, fomentando la creación de libros de texto y haciendo periódicamente talleres que socializan varias herramientas de análisis, como pautas para observatorios. Otros organismos internacionales también han elaborado directrices y recomendaciones al respecto[1], y existen incluso actualmente actuaciones en marcha muy ambiciosas (y polémicas) como la elaboración de un manual con narrativas compartidas por la conflictividad en los Balcanes. Todo ello permite decir que la UNESCO, como se puede comprobar en su web, considera que los manuales y materiales didácticos "bien concebidos transmiten conceptos y competencias que fomentan la paz, los derechos humanos y el desarrollo sostenible", en particular en el campo de la educación para la paz y el trabajo para la comprensión internacional.
Tercero, desde los años setenta, la revisión de libros de texto, sobre todo después de un primer informe, se focaliza en un análisis, constructivo y en clave positiva, dirigido a mejorar los productos, con pautas de lectura muy sencillas.
El instrumento que se analiza en este número es el papel del análisis crítico, constructivo, de manuales y libros de texto, como parte objetiva de la educación para la paz. Una herramienta que al exigir trabajo con los autores de los manuales y las editoriales proporciona oportunidades para el trabajo conjunto y el tejido de complicidades entre especialistas en paz y desarrollo, profesorado, autores y editoriales, autoridades educativas, padres, y en general comunidad educativa (incluidos los alumnos) en la búsqueda de lograr mejores competencias[2].
Un trabajo sin duda modesto, pensarán algunos. Sin embargo, seguro que muy eficaz, porque como recordaba Isaiah Berlin, "sólo podemos hacer lo que se puede hacer, pero eso hay que hacerlo ineludiblemente".
[1] Vean, por ejemplo: Council for Cultural Co-operation (1995), Against bias and prejudice: The Council of Europe's work on history teaching and history textbooks, Consejo d'Europa, Estrasburg; Stobart, M. (1989) Fifty Years of European Co-operation on History Textbooks: The Role and Contribution of the Council of Europe. Internationale Schulbuchforschung 21, 147-161.