Entrevista
Joan Martínez Alier, catedrático de Economía e Historia Económica en la UAB
Joan Martínez Alier
Académico y ecologista de reconocido prestigio, Joan Martínez Alier defiende desde hace años a un nuevo modelo económico que nos permita vivir en una sociedad más justa y más respetuosa con el medio ambiente. Pionero en el campo de la economía ecológica y la ecología política, actualmente coordina la red europea EJOLT de análisis de conflictos ambientales. En esta entrevista nos habla de este proyecto y también nos ofrece alternativas al modelo de crecimiento actual, que considera obsoleto e insolidario.
¿Cuándo nace y cuál es el objetivo de la red EJOLT?
La red EJOLT es un proyecto europeo de investigación que coordinamos en el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona. Estudiamos conflictos ambientales, las injusticias ambientales de todo el mundo, y lo hacemos con una red de 22 organizaciones.
Uno de los retos de EJOLT es elaborar una gran base de datos, con mapas temáticos sobre los conflictos ecológicos. ¿Se han hecho estimaciones sobre el número de conflictos ambientales?
Es una buena pregunta. No hay estadísticas pero hay miles y miles de conflictos de minería, de extracción de biomasa (plantaciones de eucalipto, agro-combustibles, deforestación), de extracción de petróleo o gas, de evacuación de residuos, etc. Por ejemplo, el cambio climático nace de una excesiva producción de gases con efecto invernadero. ¿Y quién es el responsable? ¿Quién sufre las consecuencias sin tener la responsabilidad histórica? Para analizar cada conflicto realizaremos inventarios y mapas, por temas y por países, y antes del 2015 también queremos hacer un atlas que reúna unos 2.000 conflictos.
Uno de los conceptos centrales en los que hace referencia EJOLT es el de 'deuda ecológica'. ¿Podría cuantificarse esta deuda?
Si nos volvemos a fijar en el cambio climático, la deuda ecológica (que reclaman algunas organizaciones e incluso gobiernos del Sur) es la cantidad de dinero que los países ricos nos ahorramos al no hacer las reducciones de emisiones que habría que hacer para evitar, precisamente, el efecto invernadero. Se han publicado algunos estudios que cuantifican la deuda pero no todo tiene un valor monetario, ya que también hay que tener en cuenta los daños que estamos haciendo desde el Norte. Y también se tienen que calcular los pasivos ambientales de las empresas multinacionales, que no se pagan. Por ejemplo, los pasivos de Chevron en el Ecuador (por la extracción de petróleo) o de Shell en el Delta del Níger (por<A[por|para]> la emisión de gases contaminantes). Para hacerlo nos basamos en casos judiciales, pero muy a menudo no se hace justicia, de hecho casi nunca se hace justicia.
¿Ante eso, queda alguna solución?
En estos dos casos, que son realmente abusivos, se ha intentado la vía judicial. En el Ecuador hay una sentencia judicial favorable a los perjudicados, unas 30.000 personas, ratificada en segunda instancia, pero Chevron no quiere pagar nada. Contra la petrolera Shell ha habido juicios en Nigeria y también en Holanda, hay algunas sentencias en contra de la compañía, pero ésta también se niega a pagar por los daños en el Níger. En el mundo no hay justicia ambiental y delante de eso muchos pensamos que es hora que haya un tribunal penal internacional por crímenes socio-ambientales.
Estos abusos ambientales han sido denunciados por las comunidades locales, en una demostración de lo que denomina 'ecologismo de los pobres'. ¿En los países del Sur hay más conciencia de la necesidad de preservar el territorio?
Hay ecologistas en el Norte y en el Sur. A menudo en el Sur hay una necesidad vital inmediata: si eres pobre debes tener agua limpia y tierra para cultivar, ya que no tienes dinero para ir a comprar agua ni comida. Si te contaminan, protestas. Es el ecologismo de los pobres y muy a menudo las mujeres están en primera fila. Aparte de la necesidad vital también hay una cuestión cultural que lleva a defender el territorio, y también una cuestión de derechos, de derecho al territorio, de derecho a la supervivencia e incluso de derechos de la Naturaleza.
¿Algún ejemplo en positivo?
Recientemente ha estado el caso de la montaña de Niyamgiri, en el estado de Odisha, en la India, que se ha salvado de la extracción de bauxita porque la población local ha impuesto su visión. Las comunidades locales han rechazado la minería porque para ellos la montaña es sagrada, es un dios del panteón local. Éste es un ejemplo de cómo la cultura lleva a defender el territorio.
¿La crisis económica actual tiene efectos positivos sobre el territorio? ¿Podemos afirmar que la crisis beneficia el ecologismo? (menos consumo, menos emisiones de CO2 ...)
En algunos aspectos sí. Por ejemplo ha bajado mucho la producción de cemento o la destrucción de piedra en las pedreras y también, como dices, las emisiones de CO2. Pero al mismo tiempo hay nuevas amenazas para el territorio: nuevas minas de oro en Grecia, que generan protestas por los daños ambientales que pueden ocasionar; o, sin ir más lejos, tenemos una desastrosa nueva ley de playas en España y querían que Eurovegas viniese a Cataluña para que llegara dinero ...
Ha hablado de la necesidad de un 'keynesianismo verde'. ¿A qué se refiere?
Parece que el debate en política económica sea únicamente entre neoliberales y keynesianos. Los neoliberales dicen que tenemos que pagar la deuda -¡ha ganado la deudocracia!-, que los acreedores mandan, que hace falta bajar los salarios y cortar el gasto social público. Los keynesianos también quieren pagar las deudas pero todavía hacer más, para salir de la crisis y volver a la senda del crecimiento. Ahora bien, no son tan crueles, quieren hacer más gasto social. Y los economistas ecológicos estamos a favor de la prudencia financiera -antes y ahora-, no queremos incrementar las deudas y no queremos más crecimiento económico en los países ricos. Lo que tenemos que hacer es ir hacia otra cosa, hacia una 'prosperidad sin crecimiento', como dice Tim Jackson.
Aquí entra la teoría del decrecimiento... ¿qué ventajas tendría?
¡Nos endeudamos para crecer y ahora tenemos que crecer para pagar deudas! Hace falta un decrecimiento suave en energía y materiales, ir hacia una economía sin crecimiento. El nivel de vida en los países ricos ya es suficiente y, de hecho, no hay correspondencia entre un aumento del PIB y un aumento de la satisfacción vital y la felicidad. Frenar el crecimiento económico en los países ricos no sólo es sensato ecológicamente, sino que es necesario para la retasación social de los bienes comunes. Este decrecimiento implica no pagar una buena parte de la deuda y, además, tener políticas sociales. La más importante, una renta universal de ciudadanía; pero también fomentar la agroecología, la renovación energética, la educación ... y medidas como dar casas rehabilitadas a los que no tienen -con alquileres muy baratos-, repartir el trabajo con horarios más cortos, vivir mejor sin sueños de crecimiento económico basado en combustibles fósiles... ¡Se han hecho tantas inversiones privadas y públicas inútiles! Una vergüenza.