En profundidad

Introducción

La noviolencia, herramienta de transformación

Pablo Aguiar
Técnico del ICIP

La noviolencia tiene una gran fuerza. La palabra proviene del sánscrito (ahimsa) y corresponde tanto a una filosofía de vida como una determinada manera de conseguir el cambio político y social. La peculiaridad recae, tal como la propia palabra indica, en el rechazo a utilizar la violencia, pero este rechazo no implica ni resignación ni sumisión, sino más bien al contrario. La noviolencia lleva a cabo acciones de resistencia o desobediencia civil con el fin de conseguir sus objetivos. Los vínculos con el pacifismo son grandes, pero no son sinónimos. El pacifismo no tiene necesariamente voluntad de cambio, sino que pone el acento en la renuncia a la violencia. Por otro lado, la acción noviolenta tiene implícito el objetivo de cambio social y político.

Pablo Aguiar

Pablo Aguiar

En términos de noviolencia, lo que ha sucedido al norte de África y Oriente Próximo en las últimas semanas es un buen ejemplo. Aunque no es el objeto de estas palabras, sí que creo importante hacer unos breves comentarios.

De la misma manera que tertulianos y medios de comunicación de todo tipo nos alarman constantemente sobre la necesidad de los ejércitos -así como de la inutilidad, la ineficacia y la lentitud de las opciones noviolentas-, en ocasiones como éstas hay que sacar pecho. Hace falta hacer pedagogía y hacer una demostración empírica con el ejemplo. Las sociedades tunecina y egipcia -hasta este momento- han conseguido de forma rápida y mayoritariamente noviolenta instaurar la idea de cambio de unos gobiernos que hacía más de tres décadas que estaban instalados en el inmovilismo. El descontento era tan grande que sin apoyo externo, sin prácticamente estructura organizativa, tan sólo ha hecho falta una chispa para que la ciudadanía tomara la calle y consiguiera hacer tambalearse los gobiernos respectivos. Rápidamente y eficazmente ... y de forma noviolenta. ¡Hay que reivindicarlo!

Para acabar con el paréntesis de actualidad, otra reflexión. Si a alguien han desnudado estos hechos es a las potencias occidentales, dispuestas a sacrificar el respeto por los derechos humanos o los principios democráticos si se garantizaba la estabilidad, las políticas comerciales idóneas y el suministro energético, si es que éste se daba. Sus retóricas -demócratas de toda la vida, como siempre se han considerado- han manifestado un escrupuloso respeto por los sistemas pluralistas. Sus actos y aquéllos a quienes daban apoyo, más bien hacían el contrario. Ojala continúen con su retórica pero decidan a partir de ahora hacer un auténtico esfuerzo de coherencia. Es una obviedad -pero también hay que recordarlo- estos gobiernos actúan en nuestro nombre y ejerciendo nuestra representación.

Volviendo sobre lo que nos ocupa, la noviolencia incluye una diversidad de mecanismos con vistas a conseguir una transformación de la realidad. El uso de estos mecanismos no asegura ni la victoria ni que los objetivos de transformación puedan considerarse como positivos. Lo que sí que es seguro es que si en un conflicto una de las dos partes hace uso de la violencia, las posibilidades de resolución, de transformación positiva, disminuyen drásticamente.

También es cierto que en Catalunya contamos, y hemos contado, con un gran patrimonio de personas y organizaciones que han reivindicado la noviolencia como herramienta de transformación. Precisamente una de estas personas, Pepe Beunza, es a quien dedicamos nuestro espacio de entrevista. Pero aprovechando esta riqueza y diversidad de la tradición noviolenta en Catalunya, hemos creído también adecuado contar con un artículo dedicado a ello y escrito por otro de los protagonistas de este movimiento, Jaume Botey.

Siguiendo esta línea de recuperación de las raíces y de conocimiento de los orígenes contamos con el artículo de Pere Ortega, que hace un repaso de la tradición del pensamiento noviolento, realiza una síntesis del mismo y expone sus protagonistas.

Una segunda parte de los artículos están centrados en la puesta en práctica de la noviolencia. El primero de ellos, el de Luca Gervasoni, hace una distinción necesaria para los más profanos. Resistencia noviolenta y pacifismo no son lo mismo, aunque pueden coincidir en muchos aspectos. A continuación destaca dos de los elementos recurrentes en los estudios sobre el impacto y el efecto de las resistencias noviolentas.

Un segundo artículo tiene un marcado componente aplicado. En un monográfico sobre la noviolencia nos pareció imprescindible contar con una explicación de primera mano sobre cómo se preparan éste tipo de acciones, qué medidas de precaución se tienen que tener y cuáles son algunos de los riesgos de llevarlas a cabo. Carlos Pérez, de Alternativa Antimilitarista -MOC Valencia- ha escrito sobre los actos contra la cumbre de la OTAN llevada a cabo en Lisboa el pasado noviembre.

Por último, ésta no pretende ser una revista de actualidad, pero la importancia y extensión de las llamadas revueltas blancas nos conminan a examinar el tema desde la perspectiva de la noviolencia. Lo hace Rafael Grasa en un artículo donde reflexiona sobre las resistencias noviolentas y hasta qué punto podemos atribuir a Gandhi o La Boétie su inspiración intelectual.

Este conjunto de artículos intenta reunir diferentes análisis sobre la noviolencia con el fin de hacerla más visible y comprensible. Los textos cuentan con el valor añadido que todos los que escriben también son activistas. Por lo tanto, aparte de su conocimiento, unen también su adscripción a este mecanismo de transformación de la realidad política y social.