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Resistiendo contra toda violencia, perturbando la paz

Luca Gervasoni
NoVa - Centre d'Innovació Social
Luca Gervasoni

Luca Gervasoni

«Voy a decirte algo: yo no soy un pacifista. No quiero negociar acuerdos que legitimen nuestra derrota. Yo lucho por la justicia

Me lo decía Abdallah Abu Rahma, en Palestina, a principios de 2007.1 Abdallah era (y es) uno de los principales líderes de la resistencia noviolenta palestina contra la ocupación israelí. Desde entonces ha sido arrestado en siete ocasiones y herido en treinta y cuatro (en una de ellas fue alcanzado por un proyectil de alta velocidad en la espalda). Hoy cumple una condena de dieciséis meses de prisión en la cárcel israelí de Offer. ¿Qué hizo? Organizó un movimiento contra toda violencia,2 movilizó a la sociedad civil israelí, habló de libertad e independencia. Jamás lanzó una piedra.

El propio Secretario General de la ONU, Ban Ki Moon, ha pedido recientemente a Israel su liberación, aclarando que era uno de los defensores de la paz más destacados que había conocido.3 Entonces… ¿A qué hacía él mismo referencia cuando decía que no era un pacifista? La expresión sorprende a todos aquellos que entendemos la palabra paz como hermanada a la de justicia. Pero Abdallah tiene motivos para hacer esa afirmación. Y no sólo por los nefastos resultados de diecisiete años de Proceso de Paz entre Israel y Palestina. Lo cierto es que el mundo activista que boga por la justicia social o los derechos humanos (en Barcelona tanto como en Jerusalén) se ha distanciado crecientemente de todos los que piensan, escriben y ejecutan proyectos sobre transformación de conflictos o construcción de paz. Éste es un grave error. A lo largo de su vida, Abdallah ha contemplado los miles de proyectos que enfatizaban sus propuestas en el diálogo, la resolución de conflictos o la restauración de relaciones de cooperación a partir de la mediación o la negociación... (El maletín del constructor de paz.) Ha sido consciente de los miles de millones de euros que la comunidad internacional se ha gastado promoviéndolos. Y también ha visto cómo (casi) ninguno de estos proyectos trabajaba en apoyo del movimiento noviolento contrario a la ocupación.

Resulta necesario bogar por volver a unir a "resistentes" y "pacifistas". Especialmente cuando la resistencia noviolenta (o resistencia civil) ha demostrado ser una de las estrategias para transformar un conflicto más efectivas de las últimas décadas. Principalmente en aquellos conflictos con fuertes asimetrías (minorías oprimidas, dictaduras u ocupaciones). No cabe pensar sólo en Gandhi o Luther King. Un reciente estudio de Maria Stephan y Erica Chenoweth concluye que "las campañas o movimientos noviolentos (de la última década) han conseguido ser efectivos en un 53% de los casos, mientras que sólo el 26% de los movimientos de resistencia armada lo consiguieron".4 La revolución democrática de los descamisados en Túnez parece ser el último de los éxitos de la resistencia civil.5 El más famoso de los poetas tunecinos, Abolkacim Ashabi, recitaba: "Si un día la gente decide vivir, el destino nos dará respuesta y todas las cadenas se romperán".

Existen excelentes y honestos estudios que muestran el potencial de la noviolencia para transformar un conflicto, y que explican muchos de los éxitos conseguidos (recomiendo particularmente el de Véronique Dudouet).6 ¿Qué es lo que destacan?

Básicamente dos cosas.

En primer lugar, que muchos de los conflictos modernos son de tipo asimétrico: las partes confrontadas gozan de un poder, una organización y unos recursos enormemente distintos, que muy difícilmente les permitirán negociar en igualdad de condiciones y alcanzar una paz justa. La resistencia noviolenta, en cientos de situaciones y multitud de países, ha conseguido (con los miles de matices propios de cada caso) movilizar a los grupos marginados y/o oprimidos, tomar conciencia de su potencial, dar legitimidad a sus demandas y obtener también apoyo internacional para sus causas. De este modo consiguen equilibrar la balanza en las negociaciones. M.L. King lo resumía así: "(Nuestro objetivo) es forzar que una comunidad que siempre ha rechazado negociar, se vea forzada a tener que enfrentarse a ello. Buscamos dramatizar nuestra situación, hasta el punto de que no pueda ser ignorada".7

En segundo lugar, que muchas de estas revoluciones, movimientos de resistencia, golpes de estado populares, movimientos prodemocráticos... crecen y se conforman (y a menudo son destruidos y desmovilizados) sin que las ONGs, centros de estudio y agencias europeas oficiales de desarrollo y construcción de paz incorporen apenas mecanismos para defenderlos, darlos a conocer y difundir su mensaje transformador. La incidencia de estos movimientos se deja a menudo para el campo activista de los "resistentes", generando una "desconexión" con el campo de la construcción de paz (e incluso con el del desarrollo) que no permite alcanzar el potencial transformador de unir ambas estrategias.

Podemos mejorar.
(Pero no te olvides de Abdallah.)


1. http://www.popularstruggle.org/freeabdallah (Volver)
2. http://www.bilin-village.org (Volver)
3. http://www.popularstruggle.org/content/ban-ki-moon-meets-popular-committees-reps-during-tour-wall (Volver)
4. http://belfercenter.ksg.harvard.edu/files/IS3301_pp007-044_Stephan_Chenoweth.pdf (Volver)
5. http://www.opendemocracy.net/dyab-abou-jahjah/tunisia-moment-of-destiny-for- tunisian-people-and-beyond?utm_source=feedblitz&utm_medium=FeedBlitzEmail&utm_content=201210&utm_campaign=Nightly_2011-01-14%2005%3a30 (Volver)
6. http://www.berghof-handbook.net/documents/publications/dudouet_handbook.pdf (Volver)
7. King, Martin Luther, Jr. 1964. Letter from Birmingham Jail, in: Martin Luther King Jr. Why We Can't Wait. New York: Signet Books, 76-95 (Volver)