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Para saber más

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Fernando Javier Padilla Angulo

En esta ocasión nos dedicaremos a conocer un poco más acerca de las relaciones entre los medios de comunicación y los conflictos armados. Para ello, empezaremos ofreciendo un breve esbozo histórico de esta relación secular. A continuación facilitamos algunas herramientas que pueden ser de utilidad; en concreto, extractos de documentos relacionados con la ética periodística en la cobertura de conflictos cruentos, recursos audiovisuales con algunas de las imágenes vinculadas con la guerra y la paz de mayor impacto en el siglo xx y lo que llevamos de xxi, además de un mapa con los países donde resulta más peligroso ejercer el periodismo.

Antes de empezar, consideramos que hay que hacer dos aclaraciones. En primer lugar, nos hemos centrado en los medios de comunicación occidentales, por su mayor proximidad; y, en segundo lugar, no hemos entrado en el debate de por qué los medios de comunicación de masas centran su atención en unos conflictos en detrimento de otros, puesto que consideramos que ese análisis trasciende el objetivo de esta sección.

1. Esbozo histórico

Los albores de los medios de comunicación pueden situarse en los antiguos imperios chino, persa y romano. Ya en el siglo i a. C. Julio César creó las Acta Diurna, tablillas de bronce para ser leídas en público y en las que se recogían las noticias más destacadas ocurridas dentro de las fronteras del imperio, tales como batallas o legislación aprobada por el Senado. Sin embargo, no fue hasta el siglo xvii cuando en la Europa occidental aparecieron las primeras gacetas, con un contenido similar al de nuestros actuales periódicos.

La relación entre medios de comunicación y conflictos armados se estrecha durante la primera mitad del siglo xix, con la aparición de la figura del corresponsal de guerra, destacando el papel jugado por los principales periódicos británicos durante las campañas de Napoleón en España y Alemania (1805-1814) y durante la guerra de Crimea (1853-1856). La difusión del telegrama a lo largo del último tercio del siglo xix facilitó enormemente la labor de los corresponsales, que abandonaron un estilo más cercano al ensayo literario para dedicarse a redactar artículos y columnas, en los que brevemente narraban el desarrollo de las guerras.

Cabe decir que hasta bien superado el ecuador del siglo xx, los medios de comunicación eran empleados principalmente como maquinarias de propaganda de los Estados. Resulta sintomático que un entonces joven oficial del Ejército británico, Winston Churchill, cubriera para diversos periódicos londinenses las guerras en el norte de la India, Sudán y Sudáfrica, loando sin apenas crítica las gestas militares de sus compañeros de armas. Quizás el ejemplo más notorio de este tipo de prensa propagandista sea el nacimiento de la prensa amarilla a finales del xix en Nueva York, donde los editores de periódico Joseph Pulitzer y William R. Hearst mantuvieron una pugna durante la guerra hispano-estadounidense por publicar las noticias más sensacionalistas, a costa de su veracidad. La implosión accidental del acorazado estadounidense USS Maine en el puerto de La Habana en febrero de 1898, que ellos atribuyeron falsamente a agentes españoles y acabó sirviendo a la Casa Blanca como casus belli para declarar la guerra, es paradigmático.

El empleo de los medios de comunicación, al que en la década de 1920 se añade la radio, por parte de los Estados como herramientas propagandísticas sigue sin grandes variaciones a lo largo del siglo xx, y se emplean recurrentemente para elevar la moral de la tropa y la población durante las dos guerras mundiales. Nuestra guerra civil no fue una excepción, como prueba la presencia de Ernest Hemingway como corresponsal de guerra para una agencia de noticias estadounidense.

La guerra de Vietnam (1964-1975) supuso un punto de inflexión, al irrumpir en escena la televisión. Por vez primera en la historia, corresponsales de guerra y camarógrafos viajaron incrustados en unidades militares de Estados Unidos, lo que les permitió captar y difundir con notable libertad imágenes de la cruda realidad de una guerra que la nación americana estaba perdiendo. Estas imágenes, muchas de ellas emitidas en directo, vistas cada noche por millones de ciudadanos en sus televisores, lograron cambiar la posición de una opinión pública que pasó a oponerse mayoritariamente a la guerra. De ahí que sea un lugar común decir que la guerra de Vietnam se empezó a perder en los hogares de Estados Unidos.

En adelante, la actitud de los gobiernos fue la de seleccionar a los periodistas que iban a incrustarse en sus unidades militares, para así hacer confraternizar a combatientes e informadores. Este hecho repercutía negativamente en la objetividad de los reportes, que además eran sometidos a censura. Es el llamado modelo pool media, aplicado a partir de la guerra de las Malvinas (1982). En ocasiones, incluso se ha impedido la presencia de periodistas, como en la invasión estadounidense de la isla de Granada (1983).1 Ante ese hecho, las cadenas CBS y ABC llevaron a su Gobierno ante los tribunales por violar la primera enmienda de la Constitución, que sanciona el derecho a la información.

Sin embargo, la voluntad de controlar la información por parte de los Estados se ha visto confrontada por la tenaz labor de numerosos medios que no han querido renunciar a ofrecer su propia visión de los conflictos. Tras las limitaciones a la libertad de información impuestas durante las intervenciones en Panamá e Irak, la cobertura informativa de la actuación del contingente militar de Naciones Unidas durante la guerra civil de Somalia, iniciada en 1991, supuso un punto de inflexión. Las imágenes de cadáveres de marines de Estados Unidos siendo arrastrados y ultrajados por las calles de Mogadiscio escaparon al control del Pentágono, y causaron en la población estadounidense, y occidental en general, un rechazo a la intervención en el Cuerno de África.2

En adelante, la pugna entre la libertad de información y control de esta por parte de los Estados ha seguido siendo una tónica general. Un claro ejemplo es el descontento por parte del Gobierno de Estados Unidos ante la cobertura que dieron numerosos medios internacionales durante la intervención en Irak a partir 2003. El ataque llevado a cabo por un tanque estadounidense contra el Hotel Palestina de Bagdad, donde se alojaban buena parte de los periodistas que cubrían la guerra,3 supuso un trágico ejemplo de ello. No obstante, la presencia de medios de comunicación que escapan al control informativo sigue siendo una realidad, a pesar de que Irak sea el país donde más periodistas han sido asesinados en los últimos años.4

El caso de Afganistán presenta ciertas similitudes. Sin embargo, el estado de guerra que vive el país dificulta enormemente la libre circulación de periodistas sobre el terreno. Además, la actitud hacia los medios de comunicación de los países que forman parte de la coalición internacional bajo mandato de la OTAN varía, pasando del modelo pool media que pueden practicar Estados Unidos, Reino Unido, Holanda o Italia, que permiten la presencia de periodistas incrustados en sus unidades de combate, al modelo mucho más restrictivo de España, que restringe la zona de trabajo de los periodistas a las bases militares. No obstante, persiste la presencia de informadores que trabajan al margen de la protección/control de las tropas internacionales.
Por último, la irrupción en escena de las nuevas tecnologías, principalmente la telefonía móvil y redes sociales de Internet como Facebook o Twitter, han democratizado enormemente la capacidad de transmitir información. En las revueltas y revoluciones que están teniendo lugar en el mundo árabe-musulmán, es constante el goteo de imágenes y relatos transmitidos por simples ciudadanos, escapando a la censura de sus gobiernos. Estos nuevos canales de la información han sido vitales para conocer de primera mano lo que viene sucediendo en el Sáhara Occidental, Túnez, Egipto, Libia, Bahréin, Siria o Yemen. Si bien no son informaciones generadas por los medios de comunicación, sí son recogidas y empleadas por estos, a modo de apoyo y complemento a la cobertura "tradicional" de los conflictos.

Documentos y recursos relacionados con la ética del periodismo en los conflictos armados

Para tratar de mitigar la inevitable subjetividad, la profesión periodística se ha dotado de diferentes códigos deontológicos que, entre otras cosas, establecen unos principios sobre cómo abordar a nivel informativo los conflictos armados. Si bien los primeros fueron elaborados en Estados Unidos a principios del siglo xx, los esfuerzos reales iniciales por establecer unos principios que debían ser observados por todos nacen en la década de 1980, en la sede de la Unesco. En nuestro país, el Colegio de Periodistas de Cataluña fue pionero al elaborar su Código Deontológico en 1996. A continuación, ofrecemos los artículos referentes al tratamiento de conflictos armados de algunos de los códigos de la profesión más destacados:

Principios Internacionales de Ética Profesional del Periodismo de la Unesco de 1983 (se puede consultar la versión completa aquí).
Principio IX: Eliminación de la guerra y de otros grandes males que enfrenta la humanidad El compromiso ético con los valores universales de la humanidad llama a que el periodista se abstenga de cualquier justificación para la incitación a las guerras de agresión y a la carrera de armamento, especialmente en el caso de armas nucleares, y el resto de las demás formas de violencia, odio o discriminación, especialmente el racismo y el apartheid, así como la opresión por regímenes tiránicos, el colonialismo y neocolonialismo, y otros grandes males que afligen a la humanidad, tal como la pobreza, la desnutrición y las enfermedades. Haciendo así, el periodista puede ayudar a eliminar la ignorancia y el desentendimiento entre la gente, hacer a los ciudadanos de un país sensibles ante las necesidades y deseos de otros, asegurar el respecto a los derechos y la dignidad de todas las naciones, de toda la gente y de todos los individuos sin la distinción de raza, sexo, lengua, nacionalidad, religión o convicción filosófica.

Resolución 1003 sobre sobre ética del periodismo del Consejo de Europa de 1993 (se puede consultar la versión completa aquí)
Situations of conflict and cases of special protection

  1. In society, situations of tension and conflict sometimes arise under the pressure of factors such as terrorism, discrimination against minorities, xenophobia or war. In such circumstances the media have a moral obligation to defend democratic values: respect for human dignity, solving problems by peaceful, tolerant means, and consequently to oppose violence and the language of hatred and confrontation and to reject all discrimination based on culture, sex or religion.

  2. No-one should remain neutral vis-à-vis the defence of democratic values. To that end the media must play a major role in preventing tension and must encourage mutual understanding, tolerance and trust between the various communities in regions where conflict prevails, as the Secretary General of the Council of Europe has set out to do with her confidence-building measures in the former Yugoslavia.

  3. Having regard to the very specific influence of the media, notably television, on the attitudes of children and young people, care must be taken not to broadcast programmes, messages or images glorifying violence, exploiting sex and consumerism or using deliberately unsuitable language.

Código Deontológico del Colegio de Periodistas de Cataluña, 1996 (se puede consultar la versión completa aquí):
Annex 5. Recomanacions per a la cobertura de conflictes armats o bèl·lics

1. Donar veu a tots els actors i promoure la comprensió entre les parts implicades. Afavorir el diàleg.
2. No deshumanitzar cap part; cal parlar de les víctimes i també dels victimaris.
3. Evitar el llenguatge de les parts combatents i dels seus aliats. Exposar els enganys de qualsevol d'aquestes.
4. Mostrar els grups que en la base treballen per la pau, no només els dirigents. En particular, els esforços de la societat civil, que atén les víctimes físicament, materialment i emocionalment.
5. Explorar els conflictes en la seva complexitat i tractar la violència i els seus efectes tant visibles com invisibles, però també ocupar-se de les causes diverses que els han generat.
6. Els mitjans han d'evitar el sensacionalisme i també impedir l'emissió sense control de missatges en línia que siguin bel·licistes, xenòfobs, racistes i sexistes.
7. Informar dels conflictes encara que no hi hagi violència pot ajudar a prevenir-la.
8. No abandonar la cobertura després de l'alto el foc i ocupar-se de la resolució, la reconstrucció i la reconciliació.
9. Aprofitar les similituds entre els conflictes perquè les experiències constructives ajudin els que encara no han trobat un camí de resolució.
10. Cal fer esment sempre de les fonts de la informació, particularment quan representen actors enfrontats, i tenir en compte que terceres fonts enriqueixen la visió del conflicte. En cas d'informacions fetes sota censura o imposicions, cal fer-ho saber als receptors.

EthicNet. Journalism Ethics: pàgina web que recoge los códigos de ética periodística de la mayor parte de países europeos, además de algunos extraeuropeos, como Estados Unidos, hasta un total de cuarenta y seis.

3. Recursos audiovisuales

A continuación ofrecemos una serie de documentos audiovisuales relacionados con la paz y la guerra, la solidaridad y la violencia, del siglo xx y lo que llevamos del xxi. Hemos seleccionado las fotografías, cortes de radio y televisión que aquí presentamos sin seguir un criterio estricto, sino atendiendo a su impacto mediático, difusión, relevancia histórica o cercanía a nuestra sociedad.

  • Mujer llorando a un muerto, tras el bombardeo de Lérida por parte de la aviación franquista en noviembre de 1937.
  • Retransmisión de la BBC de la rendición de Alemania el 7 de mayo de 1945.
  • Imagen que dio origen al flower power, tomada durante una manifestación contra la guerra de Vietnam realizada en Washington DC en 1967.
  • Marcha por la Paz en Washington DC (1971) contra la guerra de Vietnam. Estas imágenes corresponden a una de las numerosas manifestaciones multitudinarias que se realizaron en la capital de Estados Unidos para mostrar al Gobierno la oposición mayoritaria de la población a una guerra considerada injusta e inútil.
  • "La chica del napalm". Imágenes captadas en 1972 a las afueras de Saigón tras un bombardeo con napalm por parte del Ejército del Aire de Vietnam del Sur, aliado de Estados Unidos, sobre un poblado indefenso. ADVERTENCIA: estas imágenes pueden herir su sensibilidad.
  • Toma de Saigón por parte del Ejército de Vietnam del Norte en 1975, aliado de la Unión Soviética. Esta grabación supuso una humillación pública para las todopoderosas Fuerzas Armadas de Estados Unidos, que tuvieron que evacuar de manera precipitada la ciudad ante el avance de las tropas comunistas. El mundo vio en directo cómo Estados Unidos había perdido la guerra.
  • El hombre del tanque. Así fue bautizado este anónimo ciudadano chino que plantó cara a una columna de tanques durante las protestas de la plaza de Tiananmen en abril de 1989.
  • El chelista de Sarajevo (1992), apodo con el que se conoce a Vedran Smailovi?, violonchelista en la Orquesta Filarmónica de Sarajevo, que interpretó diariamente piezas de música clásica, en homenaje a las víctimas del largo asedio que sufrió su ciudad, desde las ruinas de la devastada Biblioteca Nacional y Universitaria de Bosnia-Herzegovina.
  • El no a la guerra de Barcelona, multitudinaria manifestación celebrada en febrero de 2003 contra la invasión de Irak por parte de Estados Unidos y varios de sus aliados.
  • Entrada a Bagdad de las tropas norteamericanes en abril del 2003. Tras un mes de combates, el Ejército de Estados Unidos entraba en la capital de Irak. Tuvieron lugar dos hechos simbólicos que iban a marcar la prolongación de la guerra en el país asiático: el derribo de la estatua de Sadam Hussein, jaleado por la multitud reunida alrededor, y la colocación de la bandera estadounidense en su lugar, abucheada por los iraquíes, que vieron en ese acto un símbolo invasor y colonialista.
  • Mapa de los periodistas asesinados desde 1992. La web del Committee to Protect Journalists nos ofrece una útil herramienta para conocer el número de los periodistas asesinados desde 1992, por país y año.

1 Martin, S. E. (2006). "US Media Pools and Military Interventions in the 1980s and 1990s". Journal of Peace Research, 43(5), 601-616.(Volver)
2 Ibídem.(Volver)
3 Como resultado murieron dos periodistas, entre ellos el camarógrafo español José Couso.(Volver)
4 Según los datos ofrecidos por el Committee for the Protection of Journalists. Se puede consultar su web en www.cpj.org. (Volver)