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¿Qué comunicación para la paz utilizan las ONG catalanas?

Montse Santolino
Montse Santolino

Montse Santolino

Recientemente, la ONG La Bretxa ha publicado en su blog un estudio impulsado por esa organización titulado Comunicació per la pau en el sector de les ONG catalanes. Anàlisi d'enfocaments i pràctiques de comunicació per la pau. Se trata de una diagnosis completa del trabajo comunicativo realizado durante los últimos dos años por 62 entidades catalanas, en el marco de sus proyectos de construcción de paz en países con conflictos armados.

Elaborado por un equipo de investigación coordinado por Ana Fernández Viso, del InCom-UAB, y con el apoyo financiero de la Oficina de Promoción de la Paz y de los Derechos Humanos de la Generalitat, el estudio pretende promover el debate documentado sobre este tema, que, tal y como prueba el estudio, es bastante desconocido entre las ONG catalanas, a pesar de su larga tradición de trabajo por la paz. De hecho, ninguna de las 62 organizaciones analizadas utiliza el concepto de comunicación por la paz en sus documentos o en sus páginas web, y las entrevistas realizadas a personas clave en el sector ponen de manifiesto la falta de referentes teóricos claros al respecto y el gran desconocimiento de las experiencias internacionales. Eso no quiere decir, sin embargo, que las ONG no hagan comunicación para la paz —el estudio destaca algunas buenas prácticas en este aspecto— sino que se hace bajo distintas etiquetas, como comunicación alternativa, periodismo por la paz, comunicación emocional, diálogo intercultural, procesos de reconciliación social, sensibilización o procesos participativos, entre otras.

A fin de facilitar una visión amplia, integral y estratégica de la comunicación, incluyendo los actores, las acciones y los contenidos de la información, así como los procesos comunicativos, la comunicación para la paz se define como "todas aquellas intervenciones orientadas a corregir o reducir los errores y carencias de la comunicación social desde la perspectiva de su contribución al establecimiento de unas relaciones pacíficas, respetuosas, equilibradas, constructivas y cooperativas entre la multiplicidad de actores que interactúan en el conflicto, que influyen en su dinámica y, a su vez, que se ven afectados por ella". A partir de esta definición global se establecen varias categorías para el análisis que llevan asociadas algunas actividades tipo. Por una parte, se analizan aquellas acciones y proyectos que buscan influir en los medios, ya sean los grandes o los comunitarios del país en conflicto, o los medios catalanes e internacionales; por otra, todas aquellas intervenciones en el país en conflicto que buscan la reconstrucción del tejido social, incidir en los actores políticos del país o dar apoyo comunicativo a otros programas de construcción de paz que se estén llevando a cabo; y, finalmente, se valoran aquellas propuestas que pretenden incidir en los actores externos, como los actores del sistema de ayuda, la opinión pública o la comunidad política internacional.

A la hora de interpretar los resultados, debe recordarse que la muestra está conformada por dos tipos de ONG: las de paz, que históricamente han trabajado solo en los países del Norte, y las de desarrollo, que trabajan mayoritariamente en el Sur pero que también lo hacen en el Norte. Así, una de las principales conclusiones es que, a pesar de existir iniciativas verdaderamente valiosas y relevantes en casi todas las categorías de análisis planteadas, la gran mayoría de las ONG optan básicamente por informar y sensibilizar puntualmente a la opinión pública catalana sobre algunos conflictos. Únicamente la mitad de ellas hacen un trabajo que vaya más allá, con formación y análisis, y solo 12 de las 62 llevan a cabo campañas de movilización y presión política. Por otro lado, en los países en conflicto se realizan muy pocos proyectos centrados en la comunicación o con una visión comunicativa, y apenas se trabajan enfoques que resultan fundamentales para la resolución de los conflictos, como la incidencia sobre los actores políticos (solo 8 ONG), sobre los medios públicos o privados (solo 3 ONG) o sobre los comunitarios (solo 6 ONG).

Si en comunicación en general, y en comunicación por la paz en particular, el trabajo efectivo requiere articulación a muchos niveles y entre muchos actores, las diferentes tradiciones de trabajo de las ONG de paz y desarrollo suponen debilidades globales importantes, dado que todo el know-how adquirido en Cataluña no entre en diálogo ni tenga correspondencia en el trabajo sobre terreno; la poca visibilización de los actores y las propuestas y los estilos de hacer la paz del Sur; o la poca complementariedad discursiva entre las campañas sobre conflictos concretos y aquellas que, de manera más genérica, fomentan la cultura de paz. Aunque la adscripción en redes —un ejercicio comunicativo como tal— es más declarativa que real, hay que destacar por último y muy especialmente que la acción concertada para Colombia y Palestina ha reforzado el apoyo social y político a esos países.